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Columnistas extremos

Julio Carrizosa Umaña
09 de noviembre de 2014 - 09:16 p. m.

No conozco personalmente al columnista que anda construyendo en este periódico el concepto de “ambientalistas extremos”.

No me atrevo a interpretarlo, ni a elaborar hipótesis acerca de sus razones ocultas. Lo leo casi todas las semanas y siempre me ha llamado la atención su estilo, extremadamente injurioso, solapado y satanizante, parecido al de aquellos que en los periódicos estudiantiles en épocas pasadas querían posar como atrevidos, machos, escandalosos.

Confieso que me hacían gracia las cosas que escribía hasta que empezó a enfilar sus cuchilladas hacia una de las funcionarias públicas más honestas que ha tenido el país en un ejercicio maestro de destrucción de personalidad que ha privado al país de la participación de Sandra Morelli. Después de leer sus dos últimas columnas en donde describe quiénes son los “ambientalistas extremos”, pienso que es hora de que alguien ponga en duda la capacidad de análisis de RB.

Solo una persona obnubilada por la ira y por quién sabe qué otras pasiones puede llegar a describir a los mejores especialistas colombianos como “burócratas y contratistas de dudosa reputación”. Solo alguien como RB es suficientemente solapado para no atreverse a dar el nombre de la persona de quien escribe que “defiende los garrafales errores de las leyes y decretos que autorizó como ministro del ramo”. Tal vez le dio miedo confesar que se estaba enfrentando injustamente a una de las personas más admirables del país, alguien que sí ha dedicado su vida al bienestar de sus compatriotas.

Pero además de estrepitoso RB también es inexacto. No tuvo el cuidado de que alguien le explicara las diferencias entre Resguardos Indígenas, áreas de Propiedad Colectiva y Parques Nacionales. Tampoco fue capaz de enterarse de las razones de las demoras en la construcción de la Ruta del Sol y del túnel de La Línea. Al leerlo me di cuenta de que iguales inexactitudes pueden encontrarse en otros artículos en donde su retórica acaba con su sensatez y me arrepentí de haber creído en todo lo que escribe.

En pro de la paz no debo escribir más que una invitación a RB a reflexionar acerca de su papel actual como columnista extremo. Probablemente algunas de sus iras son justas pero la intemperancia de sus escritos, su estilo trasnochado, imitación de los columnistas que impulsaron las guerras civiles, no mejora la situación. Al declarar que se nos acaba “el cuarto de hora” a los ambientalistas, al hablar de “atrocidades ambientalistas” está copiando el estilo de aquellos a quienes más persigue.

*Exdirector del Inderena

 

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