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Presencialidad sí, pero cuidando la vida y la salud

Leonardo Fabio Martínez Pérez
05 de febrero de 2022 - 05:00 a. m.

Próximos a cumplirse dos años de la declaratoria mundial sobre la emergencia sanitaria a causa de la COVID-19, así como de los consecuentes cierres y restricciones totales y parciales de los sectores económicos, implementados en diferentes momentos como medida de contención y prevención en la transmisión del virus, la educación superior ha tenido que ser desarrollada principalmente de manera remota, sobre todo en los momentos más álgidos de contagio, ocupación de unidades de cuidado intensivo y decesos.

Con la concreción y aprobación de diferentes tipos de vacunas contra la COVID-19 por parte de la OMS a inicios de 2021, y con las campañas de vacunación implementadas a nivel mundial durante esa vigencia, la apuesta por la reapertura de los diferentes sectores sociales y económicos es una realidad. Para el caso de la educación superior, la apuesta se ha intensificado en coherencia con la importancia que reviste la presencialidad en los procesos formativos de excelencia.

Sin embargo, el comportamiento de la emergencia sanitaria y el progreso en las campañas de vacunación no han sido iguales en todos los países, lo que incide también en los procesos de reapertura. Al observar el panorama latinoamericano frente a la reapertura total en la educación superior, es posible encontrar principalmente 3 tendencias: totalmente abierto, parcialmente abierto y cerrado por COVID-19. Conforme a los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), solo en dos de los países de la región, México y Uruguay, el 100 % de las clases de educación superior son presenciales, mientras que la mayoría se encuentran bajo la modalidad parcialmente abierto, desarrollándose con la implementación de sistemas híbridos (Virtual-remoto y presencial) por programas y regiones.

En Colombia, la normatividad expedida y el ánimo general de las comunidades académicas se encuentra encaminado hacia el 100% de presencialidad en las actividades de docencia en la educación superior. Sin embargo, existe también una intensa discusión sobre temores y tensiones asociadas a este escenario en un contexto de pandemia que aún se encuentra vigente.

En primer lugar, existe un temor importante relacionado con que el momento en el que se libera la restricción de aforo en el sector educativo, coincide con el cuarto pico de contagios en el contexto de la pandemia. En diciembre de 2021 se reportaban alrededor de 2.000 casos nuevos por día, y en enero se han llegado a reportar cerca de 34.000 por día, conforme a los reportes del Ministerio de Salud y de Proyección Social. Si bien las muertes al día de hoy son menores a las del tercer pico (648 por día), pasaron de 45 en promedio por día en diciembre de 2021 a 230 el 2 de febrero de 2022. Este panorama ha generado dudas importantes en estudiantes, profesores y funcionarios en cuanto a si este sería el momento oportuno para llevar a cabo la presencialidad.

Situaciones como la que tuvo lugar en la Universidad del Atlántico, en donde debido al alto grado de contagios y fallecimientos por causa de la COVID-19, se decidió aplazar la presencialidad para continuar realizando las actividades de manera remota, son un claro ejemplo de las dificultades que se pueden presentar y lo que justifica que puede no ser el momento oportuno para implementar tal presencialidad a cabalidad.

Además del miedo natural suscitado por la situación actual, y priorizando el cuidado de la vida y la salud que la Universidad Pedagógica ha defendido en todo momento, el Consejo Académico de la Universidad había decidido continuar con modelo híbrido junto a un retorno progresivo, gradual y seguro, pronosticando el cuarto pico. De hecho, aunque el Consejo Académico ha decidido implementar la Resolución 2157 de 2021 del Ministerio de Salud y Protección Social y la directiva 09 de 2021 del Ministerio de Educación Nacional y ha llamado a la presencialidad total en las clases desde el 7 de febrero de 2022, el cuerpo colegiado y máxima instancia académica también ha establecido una flexibilización de las actividades presenciales en las primeras 3 semanas del semestre, con el ánimo de que en el caso de profesores, estudiantes y funcionarios que presenten certificado de aislamiento o incapacidad puedan llevar a cabo sus actividades de forma remota, posibilitando el desarrollo de algunas actividades académicas como tutorías y eventos mediadas por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para enfrentar las situaciones excepcionales. Conforme a la información de salud y seguridad en el trabajo, actualmente en la Universidad los reportes de contagio están por encima de 128 durante 20 días de retorno con desarrollo de actividades administrativas presenciales.

Así las cosas, continúa siendo válida la preocupación por la vida y la salud, en tal sentido, se debe intensificar el proceso de vacunación y cumplimiento riguroso de protocolos de bioseguridad en las instituciones de educación superior.

De otra parte, existen tensiones importantes derivadas de confusiones que se presentan en la interpretación de la directiva 09 de 2021 del MEN. Por ejemplo, sobre la exigencia de realización de actividades presenciales se presentan interrogantes, tales como qué ocurrirá en regiones con mayores brotes del virus o en casos donde estudiantes y/o docentes, incluso con esquema de vacunación completo, se contagien de manera masiva, o con aquellos programas que teniendo registros presenciales no decidan volver aún a la presencialidad total o parcial. Estos interrogantes cobran mayor relevancia cuando el numeral 2 de la directiva insta a las IES a reportar si se mantendrán en la modalidad optada durante la pandemia, lo cual debía informarse hasta el 31 de enero por la plataforma Nuevo SACES, con un tiempo de verificación de seis meses. Frente a ello, surgen múltiples inquietudes sobre los procesos de seguimiento y la incidencia que esto puede tener en procesos de autoevaluación, así como qué ocurrirá si la emergencia sanitaria obliga a realizar nuevos cierres.

Todo esto conlleva a una nueva realidad cuando se registre el paso de pandemia a endemia, allí las universidades tendrán aprendizajes muy significativos para enfrentar el papel decidido e innovador del uso de las TIC en los procesos presenciales que se desarrollan en las universidades. Esa es una ganancia de la pandemia que debe ayudarnos a volver a la presencialidad, pero cuidando de la vida, para lo cual es importante ser flexibles e innovadores.

Rector de la Universidad Pedagógica Nacional*

 

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