Esta es mi última columna antes de la definición electoral de primera vuelta. Y no hago vaticinios, pero ninguno ganará en forma absoluta en el primer tiempo, de modo que se irán a los camerinos a preparar la segunda salida. Son muchos candidatos y acaban robándose el uno al otro los votos necesarios para salir pronto de este revuelo.
No lo conseguirá Duque, porque su propaganda ha sido pobre y desganada y porque se ha exacerbado el odio a Uribe (aunque en una mitad del país la adhesión es fanática a su favor) y, desde luego, porque es difícil separar al candidato —persona renovada y fresca— de su mentor. Era como separar a Juan Manuel Santos de Uribe, “el irreemplazable” del año 2010.
Pero en aquella fecha triunfó Santos y me imagino yo que su hermano mayor debió decirle: venga acá, Juampa, esto ya es de nosotros, deseche la plataforma de lanzamiento, como se desprenden los cohetes de sus impulsores cuando alcanzan la libertad cósmica. Aquí la cosa es a otro precio, si Uribe nos usó, ahora lo dejaremos dando vueltas estúpidas en el espacio infinito. Póngale usted el nombre a la paz y pasará a la historia. Fue entonces cuando Juan Manuel, con tan noble fin, saltó de la derecha a la izquierda y cayó en manos de nuevos y malos amigos.
Gustavo Petro tampoco alcanzará un triunfo en primera, y sigo en predicciones. Negativas, pues es mi talante. ¿Qué le pasará a Petro? Que no le será suficiente el voto caribe. Lo hundirá el interior del país y el Oriente profundo, con ecos de joropo y a la vista de morichales.
Nadie más pretendía ganar en primera y ninguno lo logrará. Aunque es difícil desplazar a Petro de la segunda vuelta, una sorpresa podría provenir de Germán Vargas Lleras. Un enfrentamiento Duque-Vargas sería como abrir el round entre Uribe y Santos, pues este último apoyaría a su vicepresidente y se pondría en serio peligro la tan asegurada victoria de Iván Duque, sorpresivo hombre de Estado, a horas de llegar en plena juventud a la jefatura del país.
A los intelectuales les quedará el sabor elegante de haber votado por Sergio Fajardo. En cuanto a Humberto De La Calle, él mismo definió su tragedia: dicen que no votan por mí porque no voy a ganar y ¿cómo puedo ganar si no votan por mí?
Lorenzo no comunica su voto personal, inútil, frágil e indefenso. Que alcancen, eso sí, los tarjetones, y si la Registraduría no termina de aclarar los logos al capricho de los dirigentes, que cada votante se imagine mal encarado al que le muestran con una falsa sonrisa: ese es.
***
Cómo no celebrar los 50 años de la siempre quinceañera y hermosa “Nieves”, creación afortunada de Consuelo Lago, cuya lógica es contundente, aparte de haber sido siempre para mí una muestra lineal de la belleza afro.
Esta es mi última columna antes de la definición electoral de primera vuelta. Y no hago vaticinios, pero ninguno ganará en forma absoluta en el primer tiempo, de modo que se irán a los camerinos a preparar la segunda salida. Son muchos candidatos y acaban robándose el uno al otro los votos necesarios para salir pronto de este revuelo.
No lo conseguirá Duque, porque su propaganda ha sido pobre y desganada y porque se ha exacerbado el odio a Uribe (aunque en una mitad del país la adhesión es fanática a su favor) y, desde luego, porque es difícil separar al candidato —persona renovada y fresca— de su mentor. Era como separar a Juan Manuel Santos de Uribe, “el irreemplazable” del año 2010.
Pero en aquella fecha triunfó Santos y me imagino yo que su hermano mayor debió decirle: venga acá, Juampa, esto ya es de nosotros, deseche la plataforma de lanzamiento, como se desprenden los cohetes de sus impulsores cuando alcanzan la libertad cósmica. Aquí la cosa es a otro precio, si Uribe nos usó, ahora lo dejaremos dando vueltas estúpidas en el espacio infinito. Póngale usted el nombre a la paz y pasará a la historia. Fue entonces cuando Juan Manuel, con tan noble fin, saltó de la derecha a la izquierda y cayó en manos de nuevos y malos amigos.
Gustavo Petro tampoco alcanzará un triunfo en primera, y sigo en predicciones. Negativas, pues es mi talante. ¿Qué le pasará a Petro? Que no le será suficiente el voto caribe. Lo hundirá el interior del país y el Oriente profundo, con ecos de joropo y a la vista de morichales.
Nadie más pretendía ganar en primera y ninguno lo logrará. Aunque es difícil desplazar a Petro de la segunda vuelta, una sorpresa podría provenir de Germán Vargas Lleras. Un enfrentamiento Duque-Vargas sería como abrir el round entre Uribe y Santos, pues este último apoyaría a su vicepresidente y se pondría en serio peligro la tan asegurada victoria de Iván Duque, sorpresivo hombre de Estado, a horas de llegar en plena juventud a la jefatura del país.
A los intelectuales les quedará el sabor elegante de haber votado por Sergio Fajardo. En cuanto a Humberto De La Calle, él mismo definió su tragedia: dicen que no votan por mí porque no voy a ganar y ¿cómo puedo ganar si no votan por mí?
Lorenzo no comunica su voto personal, inútil, frágil e indefenso. Que alcancen, eso sí, los tarjetones, y si la Registraduría no termina de aclarar los logos al capricho de los dirigentes, que cada votante se imagine mal encarado al que le muestran con una falsa sonrisa: ese es.
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Cómo no celebrar los 50 años de la siempre quinceañera y hermosa “Nieves”, creación afortunada de Consuelo Lago, cuya lógica es contundente, aparte de haber sido siempre para mí una muestra lineal de la belleza afro.