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Maduro: incompetente y cobarde

Luis Carvajal Basto
30 de agosto de 2015 - 08:55 p. m.

Luego de lo que vimos, vale preguntar si nos está “ayudando” a terminar una guerra para proponer otra. Con amigos así ¿para qué enemigos?

No se trata, solamente, de lanzar una cortina de humo para distraer al electorado de los verdaderos problemas de Venezuela. Tampoco de ofender a Colombia para conseguir unidad interior y el respaldo popular que hace rato perdió, ahora que las encuestas dan a la oposición un 70 % de favorabilidad: Maduro, quien no representa a una Venezuela que se le salió de las manos, recurrió a la figura del “enemigo externo”, último recurso de los Gobiernos en desgracia.

 

El paramilitarismo en Colombia lo hemos padecido y combatido. Sus líderes están en la cárcel o extraditados, dejándonos la terrible secuela de bandas criminales que son perseguidas por el Estado. Pero lo que hemos visto en la frontera es un desfile de ciudadanos inermes cargados de gallinas, muebles viejos y su enorme pobreza. Humillados por una fuerza armada que alguna vez, conjuntamente con nuestros Llaneros, construyó cinco naciones, pero ahora, bajo sus órdenes, se dedica a avasallar niños, mujeres y hombres viejos.

El paramilitarismo ha sido una lacra, pero carece de toda seriedad hacerle responsable en Venezuela por la disminución de la producción petrolera de un millón de barriles por día; del desastre en el manejo cambiario y una inflación por encima del 170 % al finalizar este año; de que su deuda pública externa, la que no puede cubrir con inflación como hace con la interna, pasará de 33.000 millones de dólares en 1998 a 250.000 en 2015, ocho veces más. Venezuela es un país hipotecado.

Le va a quedar difícil, al presidente Maduro, explicar, con historias de paramilitares, cómo ocurrió todo eso en un período en que el precio del petróleo pasó de 20 a 100 dólares barril, antes de su reciente caída, en lo que se suponía una larga bonanza.

Tampoco puede explicar los niveles de violencia y descomposición de la sociedad venezolana: En Colombia, a la que hace responsable de sus males , la tasa de homicidios en 2014 fue de 26.3 por 100.000 habitantes mientras en esta Venezuela de Maduro es de 82, tres veces más alta.

¿Cuánto del endeudamiento de Venezuela y del período de altos precios del petróleo fue transferido a manera de subsidios a la gente y cuánto se embolsillan los corruptos? Los problemas de Venezuela no se limitan a lo que ocurre en una frontera en la que las dos naciones han convivido con un contrabando agravado ahora por el narcotráfico, que tampoco es un asunto nacional sino global, como el mercado del petróleo.

Casi dos siglos después de la independencia recién “descubre” que compartimos una frontera con problemas. A falta de humanidad, solidaridad y educación, con una dosis enorme de cinismo, le echa la culpa de su desgobierno a Colombia tal y como Hitler hizo con los judíos o las Le Pen que culpan a los inmigrantes, los más débiles, por la crisis mundial que comenzó en 2008. Una actitud despótica y fascista que nos recuerda y advierte sobre la importancia de las instituciones democráticas, por encima de falsos mesías.

Por ahora, mientras pasan las elecciones de diciembre en Venezuela, le ha quedado fácil tratar de tapar su mal Gobierno con cuentos animados, comiquitas, de Colombia y sus paramilitares. Para la historia quedará como el presidente que arruinó a Venezuela y se aferró al poder, aunque para ello debiera pasar sobre los derechos mínimos de los colombianos más débiles que llegaron allí creyendo en la “Patria grande” que promovió el mismo Chávez. Mejor dicho, como un presidente cobarde, conducta extraña en el “Bravo pueblo” que, a su pesar, seguirá siendo nuestro hermano.

@herejesyluis

 

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