Declaración necesaria por una campaña sin violencia

La campaña política en curso parece la continuación de la guerra por otros medios. Los saboteos a los actos de los candidatos y candidatas, u otros líderes políticos, en algunas regiones y ciudades no son manifestaciones para subestimar y desatender. Lo ocurrido en Popayán ante la presencia de Álvaro Uribe, o en Cúcuta ante la presencia de Gustavo Petro, son hechos lamentables que no pueden repetirse. 

Lo ocurrido en Quindío ante la presencia de Rodrigo Londoño, o en Caquetá con Iván Márquez, son alardes ominosos de violencia real y simbólica que van en contravía del ambiente de elemental tolerancia democrática que requieren las campañas políticas. Si estas nefastas situaciones se repiten, desvirtuarán la contienda y las consecuencias serán imprevisibles. Un incendio mal apagado puede generar otro.  

Por eso es necesario desde todas las orillas demandar garantías, pero igualmente indispensable ofrecerlas cada uno a los demás. Hoy tiene utilidad que cada uno diga en qué condiciones desea para sí mismo y para los otros que transcurra la campaña política, pero de mucho mayor valor es la foto y la declaración conjunta de todos los candidatos y candidatas sobre un asunto que se supone interesa a todos por igual. 

¿O es que alguien considera ventaja para sí las agresiones de que es objeto un adversario o contradictor político? ¿La agresión contra el otro no podrá ser contra mí?  

Una declaración no arregla todo, pero sin duda desactiva resortes de agresividad y resentimiento haciendo de las campañas de todos los colores un ejercicio civilizatorio en lugar del Campo de Agramante que hoy tenemos sembrado de confusión, discordia y crispación. 

Es necesario, es urgente, que candidatos y candidatas digan juntos lo que ya han dicho por separado (El Tiempo, marzo 3):

Marta Lucía Ramírez, Colombia honesta y fuerte: “Ningún candidato debe ser agredido por pensar diferente. A Petro lo quiero derrotar en las urnas y voy a lograrlo, pero voy a proteger su seguridad”. 

Iván Duque, Centro Democrático: “Rechazo la violencia de cualquier tipo como medio de expresión política. Colombia se merece un debate de ideas y propuestas”.

Humberto de la Calle, Partido Liberal: “Ningún tipo de manifestación violenta hace parte de la democracia, ¡NINGUNO!”. 

Juan Carlos Pinzón, Ante todo Colombia: “Rechazamos la violencia contra cualquier candidato, contra cualquier persona. Queremos unas elecciones limpias, con ideas, debate y respeto”. 

Germán Vargas Lleras, Mejor Vargas Lleras: “Mi total y contundente rechazo a los hechos violentos del día de hoy: terrorismo es terrorismo, venga de donde venga y ataque a quien ataque”. 

Viviane Morales, Somos: “Invito a cumbre urgente de candidatos presidenciales el lunes próximo para buscar un pacto de no violencia en la campaña”. 

Sergio Fajardo, Coalición Colombia: “Gustavo Petro y Álvaro Uribe juegan un papel fundamental en la democracia colombiana. Hay que cuidarlos. Cuidemos el país”. 

¿Quién logra concertar a los candidatos para que en gesto republicano procedan a hacer la declaración que el país espera y que a todos conviene? 

Frente a poderes en ascenso y en competencia, un poder real tendrá que intentar congregarlos: un grupo de directores de diarios, un grupo de líderes de comunidades de fe, un grupo de rectores universitarios, un grupo plural de jóvenes, una persona por cada uno de estos grandes espacios: un director, un obispo o pastor, un rector, un joven, hombres y mujeres.

Desatar este proceso requiere iniciativa inteligente y discreta que avance con paso presuroso y logre el objetivo antes del 11 de marzo, o en los febriles días que le seguirán. Pluralidad y competencia sin violencia necesita el país en la coyuntura electoral.     

lucho_sando@yahoo.es