Pocas veces en la vida me he reencontrado con personajes que me llevan directamente a mí infancia solo con abrir la nevera de su local. Eso me pasó esta semana con Felipe Forero, @felipanbogota. Llegue al local que tiene con su hermana justo cuando abrían, pensando en compensar un entrenamiento demencial, de esos que dejan muchas calorías en el piso y despiertan el hambre… y la gula. Castigarse para luego comerse un suculento roscón de arequipe recién horneado: la fórmula perfecta para un lunes de pecados. Rezar y luego pecar, como dicen mis tías.
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