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¿Quién era Elisa?

Manuel Drezner
16 de abril de 2024 - 04:22 p. m.

Una de las obras más populares de toda la música es la llamada “Para Elisa” de Beethoven, una pieza que dura apenas unos cuatro minutos, pero que está entre las primeras que todo estudiante de piano aprende y que todo niño que ha pasado por lecciones de ese instrumento conoce. Igualmente, su tema inicial es el tono de llamada de muchos teléfonos celulares y hasta ha habido intentos de incorporar esa música a varias canciones populares.

Esta obra estuvo perdida por muchos años después de la muerte de Beethoven y solo cuarenta años más tarde un investigador encontró el manuscrito con la inconfundible grafía de Beethoven en manos de una mujer llamada Babette Bredl, quien vivía en Múnich y que había heredado algunos manuscritos del compositor del pianista Rudolf Schachner, quien a su vez los había recibido de su discípula Teresa Malfatti, una de las candidatas a ser la misteriosa amada inmortal mencionada en un manuscrito encontrado en el escritorio de Beethoven después de la muerte del compositor. El investigador que encontró el manuscrito (hoy perdido) pidió permiso de copiarlo y lo publicó por primera vez con el título con que se conoce que el editor afirmaba era el que estaba en el manuscrito.

Sin embargo, y pese a su popularidad, un misterio que ha tenido a musicólogos investigando por décadas, es la identidad de esa misteriosa Elisa a quien está dedicada la obra, ya que hay muy pocas Elisas que se conozcan en la biografía de Beethoven. Los s más cercanos son el de una tal Elisabeth Röckel, quien era hermana menor del tenor que interpretó a Florestán en unas representaciones en Viena de “Fidelio” y que era pianista, pero que prefería ser llamada Betty y Elisa Barensfeld una niña prodigio que hizo giras de conciertos con Malzel, el inventor del metrónomo y amigo del compositor, aunque no era lo suficientemente cercana a Beethoven como para que este escribiera una obra para ella. Por tanto, estas dos posibilidades de identificación han sido desechadas y pocos las toman en serio.

Por tanto, la tesis más aceptada hoy día es que Elisa nunca existió y que ella era en realidad la mencionada Teresa Malfatti, primera poseedora del manuscrito original y gran amiga de Beethoven, pero que fue llamada Elisa por quien transcribió la pieza de la propietaria del autógrafo de Beethoven porque leyó mal el nombre, ya que la escritura de Beethoven era endiabladamente confusa. No obstante, ya es tarde cambiar el nombre de esa popular música a “Para Teresa”, que nadie aceptaría. Pero no cabe duda que Beethoven desde la eternidad debe estar riéndose a carcajadas de los investigadores que tratan de identificar a una Elisa que nunca existió.

 

Chirri(rv2v4)17 de abril de 2024 - 08:21 a. m.
Buena¡¡¡ Mane...y se te agradece en el todo el centro musical de mi tarro neuronal.
jmurillo(10525)17 de abril de 2024 - 03:17 p. m.
Gracias señor Drezner por tan valiosas investigaciones y aclaraciones sobre este músico memorable.
Oscar(36876)17 de abril de 2024 - 12:14 a. m.
Excelente columna Manuel. Gracias por la pausa mental.
Rodrigo(24557)17 de abril de 2024 - 12:04 a. m.
Gracis Sr. Drezner, por esta sencila y amena columna.
Lucila(60806)16 de abril de 2024 - 08:37 p. m.
Gracias, sus lecciones sobre mûsica y arte son sencillas,agradables y muy enriquecedoras,pues nos ensena de manera amable,sobre temas,que sôlo los expertos manejan.
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