Naciones Unidas, a la banca

Marcos Peckel
04 de enero de 2017 - 03:00 a. m.

Comenzó el 2017. Más que un año, podría decirse que comenzó una nueva era, tras un 2016 en que las fichas quedaron regadas por el piso y los cuadros negros y blancos del tablero hoy son grises de infinitos matices.

Se configura una geopolítica anárquica, incierta, dictada por la fortaleza militar, alianzas cambiantes en tiempo y espacio, armas nucleares y nuevos paradigmas de comportamiento de los estados.

Naciones Unidas, como el organismo encargado de la paz y la seguridad globales, ha estado en los últimos años por debajo de su misión, en casos fungiendo como espectador impotente, en otros haciendo parte de un circo trágico. El genocidio en Siria se consumó sin que la ONU pudiera mover un dedo debido a que Rusia uno de sus “dueños” con derecho a veto lo impidió. La misma Rusia que de un zarpazo le arrebató Crimea a Ucrania. En Yemen, los saudíes completan casi dos años de bombardeos indiscriminados contra el más pobre de los países árabes y cuando el saliente secretario general intentó condenar al Reino por la muerte de niños, el monarca de la dinastía Ibn Saud blandió su chequera amenazante y Ban Ki-moon reculó.

Ausente ha estado la ONU en el conflicto que sube de tono en el Pacífico por las pretensiones expansionistas chinas, el resurgente nacionalismo japonés y el programa nuclear norcoreano.

Violadores consuetudinarios de los derechos humanos hacen parte del Consejo de Derechos Humanos y países como Irán donde las mujeres son marginadas y discriminadas, conforman el comité ejecutivo del organismo de la ONU para las mujeres. Los cascos azules enviados a preservar la paz han sido acusados de violaciones, saqueos, propagación de enfermedades y otros crímenes.

Formidables los retos que le esperan al flamante secretario general António Guterres, quien asumió el cargo el primer día del año y limitadas las atribuciones de las que goza como máximo jefe de la ONU. Guterres tendrá que lidiar con Donald Trump y su administración poblada por personajes que han denigrado del organismo y un Consejo de Seguridad dividido en casi todo. Y si bien como ha anunciado Trump, Rusia y Estados Unidos podrían iniciar una nueva era en sus relaciones, la posición del presidente electo hacia China ha sido abiertamente hostil. Como la ha sido frente a temas del ámbito de la ONU como el cambio climático y los refugiados.

La democracia liberal en el planeta queda con pocos defensores, dictadorzuelos de todas los pelambres acceden al poder, los derechos humanos son sacrificados y la ONU que refleja la naturaleza de sus miembros, se torna incapaz de defender los principios consagrados en su carta fundacional.

António Guterres necesitará poderes casi mágicos para evitar que la ONU siga perdiendo titularidad en la compleja agenda global y termine postrada en la banca.

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