Y donde estaba la madre cuando…? 

María Antonieta Solórzano
09 de diciembre de 2018 - 02:00 a. m.

Todos sabemos que en nuestro ámbito cultural, cada vez que un ser humano nace, transforma la vida de la madre. Ella deja de ser una persona sencilla, con habilidades y posibilidades normales para convertirse en madre, o sea en mujer maravilla. 

Y no exagero, tan pronto es madre como por arte de magia, queda dotada de una intuición extraordinaria que le permite saber a ciencia cierta, desde ese momento y para siempre que le conviene o no a “su propio” hijo o hija. Sin equivocarse distingue si esa es la pareja o la carrera que les encaja.” Mas aún, si están en peligro, las madres deben sentir un pálpito, si no ocurre así, algo anda mal con ellas. 

La expectativa patriarcal sobre la responsabilidad y la capacidad protectora de las madres esta fuera de proporción, el reto psicológico y espiritual de ese rol es inabarcable. 

La cultura que la deja sola frente al cuidado de los hijos, le exige ser omnipotente, le reclamará su falta de cuidado, por ejemplo si el abuso sexual ocurre. Pero, al tiempo la cultura promoverá creencias, valores y normas desde las cuales los dominantes, los adictos al poder y los abusadores sexuales se pasearan por los escenarios sociales y familiares como lobos vestidos de corderos. 

Cuando una madre descubre que a su hija la han abusado sexualmente, por un lado el dolor la desgarra, las consecuencias del abuso se esparcirán en todos los ámbitos de la vida emocional y social de la hija, además ella ha fracasado en la protección de la integridad de la hija, no pudo ser superior a los imperativos de la cultura patriarcal. 

Por otro lado, la impotencia también la invade, solo la muerte o el escarnio del abusador podrían equilibrar el daño y más difícil aún, el abusador con frecuencia es el padrastro, el hermano o el abuelo, la madre queda en manos de una justicia hecha a la medida del mundo patriarcal. 

Para la madre, el mundo se desmorona, la hija o el hijo están destrozados, la familia es el escenario de lo atroz, ella ha fracasado no cumplió con las expectativas del rol ya no es valiosa y como si fuera poco su hija o su hijo tampoco confían en ella. 

Frente a esta desolación, es imperativo redefinir el rol de la madre por fuera de las ambiciones del modelo patriarcal, pregunta no es ¿Dónde estaba la madre cuando… ocurrió el abuso? 

La pregunta es ¿Vamos a seguir aceptando que la cultura patriarcal traslade su responsabilidad frente al abuso hacia una maternidad omnipotente? La propuesta es rechazar toda definición de mujer/madre que ignore nuestra esencia amorosa y nuestra vulnerabilidad.

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