Antes de ser un gran líder, hay que ser gran ser humano

María Claudia García
24 de febrero de 2017 - 02:00 a. m.

Leí esta frase esta semana en mis redes sociales y me resonó profundamente, ya que a diario, en muchas de las empresas en las que laboramos, nos encontramos con personajes desempeñando altos cargos muy seguros de que por haber logrado la posición en la que se encuentran pueden maltratar a sus empleados e inferiores de la manera que les parezca sin respeto alguno. Sus grandes egos no les permiten entender que sin ese grupo de personas no podrían estar en el lugar en el que se encuentran.

El tema del acoso laboral no puede ser medido de ninguna forma ya que las personas temen perder sus trabajos y la poca o mucha estabilidad económica que tengan, aguantando abusos de toda índole. Por lo general el jefe tiene el poder y lo único que ganamos con denunciarlo es perder nuestro empleo. Un país que “construye paz” debe educarse en construir relaciones laborales y personales de respeto, porque nuestro código genético evolucionó de la esclavitud y nos encontramos a diario con los subyugadores y los subyugados; en muchas compañías funciona, pero no es el deber ser de las cosas. Requerimos entornos saludables, en donde el disfrute por lo que se hace a diario en el trabajo es el mejor alimento para el cuerpo.

Un líder es un maestro en todo sentido, que enseña con ejemplo y dedicación; un líder nunca antepone sus necesidades personales a las de su equipo de trabajo, guía y camina de la mano con sus colaboradores, y, lo más importante, es quien descubre y ayuda a sacar la mejor versión y el potencial de cada una de las personas que trabajan con él. Un líder siempre transmite confianza y vela por el buen ambiente laboral, es generoso en el conocimiento y, sobre todo, es un buen ser humano, que se preocupa sinceramente por las necesidades de su gente; sin querer resolver todos sus problemas, siempre tiene una voz de aliento para todo aquel que lo necesite, porque sabe que la motivación es fundamental y que cuando nos sentimos apoyados damos más y mejores frutos.

Es imposible que intentes ser un buen líder si no tienes empatía, si no sientes como tuyas las necesidades de los otros y si no das ejemplo de compromiso y trabajo en equipo.

“Altos cargos tienen muchas personas, pero buenos líderes son muy pocos”.

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