De Juan Valdez y su sexualidad

SOSPECHOSO QUE LA ÚNICA COMpañía que tenía Juan Valdez fuera una mula que no una burra. La también célebre Conchita ha estado a su lado aún por encima de sus descargas orgánicas que han ruborizado no pocas veces a sus anfitriones.

Y no más. Pese al machismo paisa, esa soledad de Valdez da para habladurías. Por ser personaje emparentado con las tiras cómicas, no ha faltado quién lo compare con Mandrake, cuya Narda era acamalada por Lotario y no por él. Y peor aún, llegaron incluso a acusarle de tener las mismas aficiones de Batman, quien a no dudarlo es el compañero sentimental de Robin. De resto, el Fantasma, Tarzán, Pancho, Lorenzo, Popeye y muchos más tienen su fémina al lado.

Por tanto, algo olieron los cafeteros y silenciosamente se dieron a la tarea de acabar la chismografía en torno a la sexualidad de su ícono publicitario.

Creo que la cosa quedó en sahumerio hasta que la desempolvó el patojo Muñoz Ortega, de quien a propósito poco o nada se ha dicho de su origen payanés. Y tomó cartas en el asunto: había que definir lo de la novia de Juan, porque con tanta chusquera y solitario o peor, acompañado tan sólo de una mula, despertaba muchas suspicacias.

Así las cosas, ya hay una opcionada en la persona de Jenny Guzmán, ex Señorita Risaralda, a quien sólo le falta el beneplácito de la Federación para que asuma las funciones de dama de compañía de este cuasi irresistible varón del café.

Jenny anda llena de la dicha por tal posibilidad, que servirá además para promover turísticamente al Eje Cafetero y disipar —repito— las dudas que han existido en torno a quien es la imagen del café colombiano.

Ahora bien: que Valdez sea gay es lo de menos. Allá él con sus inclinaciones que no son pecado ni factor de discriminación. Por el contrario, pienso que los gays preparan mejor café —colado o molido— que quienes se precian de ser machitos de pelo en pecho. Pero de todas maneras, y a falta de compañía, no le quedaría mal a nuestro personaje su buen colino femenino al lado.