Lo mismo que antes

MÁS QUE PROFECÍA PARECE UNA condena recobrada. Se nota, como dicen los tenderos, que vivimos al día. Como en esa comparación, atribuida al presidente Barco, en la que asimilaba el gobierno del país con la conducción de un camión sin frenos en pleno descenso por una vía en mal estado y rodeada de abismos.  Todo consistía, dicen que decía el mandatario, en evitar en cada curva la caída al precipicio.

Dos décadas después seguimos en las mismas, como lo confirma el presidente Uribe  con su brusca e improvisada manera de “manejar” que terminó por dejar “mareado” a todo su equipo de ayudantes y sin capacidad de reacción a la hora de indicar el camino a seguir.

Primero dio el timonazo de la conmoción interior siguiendo el consejo externo del banquero Sarmiento Angulo para afrontar la crisis por el paro judicial. Y la semana pasada fue el presidente de Fenalco, Guillermo Botero quien le tuvo que avisar para que girara hacia la emergencia social, a raíz de la hecatombe de las pirámides y similares.

En menos de 45 días el gobierno se ha gastado dos de los tres recursos de excepción contemplados en la Constitución, en medio de voces discordantes que encuentran extremas  esas medidas para disolver una huelga sindical (la de Asonal) y para intervenir una empresa (DMG) ante la impotencia de hacerlo por otros medios.

Más allá de los intereses del banquero y del comerciante, (quizás más preocupado por la temporada navideña) queda en evidencia la ausencia de una hoja de ruta y de un proceso correctivo pensado y ordenado. El monitoreo, el diálogo y el acompañamiento  hubiesen evitado esas medidas de “fuerza” y ahorrado el desgaste a la figura presidencial que en este mes y medio suma a sus detractores por lo menos otras trescientas mil familias.

Para colmo el invierno arrecia (con su factura en vidas y daños materiales), y  se incrementan los indicios de recesión económica en el comercio, la industria y el empleo. Nos recuerdan, como en la tragedia griega, que seguimos condenados a seguir en este descenso vertiginoso y plagado de curvas. ¿Hasta cuándo?

www.mariomorales.info