La falta de visión de los europeos en cuanto a energía se refiere les ha causado enormes dolores de cabeza. Aunque Reagan, en Estados Unidos, y otros expertos les habían advertido sobre la amenaza que representaba la dependencia del gas y petróleo ruso, con una ingenuidad que raya en lo infantil los europeos no se percataron de que los combustibles fósiles para los rusos no solo eran una fuente de ingresos, sino un arma. Rusia es de lejos el mayor proveedor energético de la Unión Europea (UE), exportando más del 45 % del gas natural que consume Europa. La UE, que gasta cada año más de 400.000 millones de euros en comprar combustibles fósiles en el exterior, importa el 85 % del petróleo, el 67 % del gas y el 46 % del carbón que consume. Según una fuente especializada, “el poder que tiene Rusia en los suministros energéticos europeos es todavía mayor si se tiene en cuenta que más del 90 % del gas y del petróleo que se consume en el bloque es importado”. Europa hizo caso omiso de las advertencias y caminó en sentido contrario. En vez de avanzar en la soberanía energética, la UE dio un paso atrás en la senda de la autosuficiencia y se puso en manos de Rusia. El mercado del petróleo y del gas, como recientemente lo señalaba el experto Antonio Morales, tiene su epicentro en las zonas más conflictivas del mundo y está condicionado por guerras civiles y contiendas internacionales. “La lucha de intereses y el recrudecimiento de los conflictos no parecen que vayan a detenerse. La escasez, el cese deliberado de los suministros o la subida de los precios de los combustibles son una posibilidad real. Y para eso no cabe más alternativa que la independencia energética”.
¿Está Colombia tomando el mismo camino que la UE? Guardadas las proporciones y con obvias diferencias de tiempo y lugar, la respuesta es que sí. Acá le estamos apostando al gas natural como un combustible “más limpio” y la solución a la transición hacia las energías renovables y no contaminantes. Primero que todo, es equivocado calificar el gas natural como un combustible “más limpio”. Hacerlo es el equivalente de calificar a un ladrón que roba la mitad que otro como “más honesto”. Pero además de ser contaminante, el gas natural no es renovable. De acuerdo con el Ministerio de Minas y Energía, el país cuenta con reservas de gas que representan 7,7 años de autosuficiencia, la cifra más baja presentada en los últimos diez años. Es muy posible que en el país se encuentren mayores reservas de gas natural, pero en buena parte dependen del éxito de los pozos explotados por medio del fracking, tecnología que aún no tiene los permisos de explotación. Colombia tiene la capacidad de convertir la totalidad de su matriz energética en limpia y renovable. Donde hay fallas protuberantes para poner a funcionar centenares de nuevos proyectos de generación de energía limpia es en las subestaciones, el transporte y en la distribución. Es inaceptable que las empresas nacionales estén invirtiendo en el sector eléctrico extranjero, mientras falta tanta inversión acá.
Apostilla 1. Simona, joven insolente y malencarada, es una tontita que con su cuadrilla de zánganos de la Primera Línea irrespeta el sagrado derecho de ejercer en paz el culto que nos venga en gana.
Apostilla 2. A Petro, consciente de que no aguanta un debate serio con los otros candidatos, se le acabaron las excusas para no participar en los debates presidenciales. Además de falseador, cobarde.