En el Royal Free Hospital de Londres los respiradores artificiales no alcanzan para atender a los enfermos que ingresan por coronavirus y los médicos se ven obligados a decidir quiénes pueden usarlos y quiénes no, lo cual puede ser tanto como sentenciar quién vive y quién muere. Juanita Nittla es una enfermera que trabaja en ese hospital y parte de su oficio consiste en desconectar, según órdenes médicas, a los pacientes de sus respiradores. Hace poco, dice un artículo publicado en la BBC, desconectó a una señora de 50 años y la acompañó a morir, unos cinco minutos después.
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