Se veía venir, era cuestión de tiempo

Pablo Felipe Robledo
17 de julio de 2019 - 05:00 a. m.

Dentro de lo más significativo del deporte colombiano está el título alcanzado por Farah y Cabal en Wimbledon, quienes, en un partido de cinco horas lleno de decoro deportivo, lograron vencer en cinco emotivos sets a los franceses Mahut y Vasselin.

El triunfo en el mítico Wimbledon fue la cereza en el pastel de una exitosa carrera profesional que lleva años consolidándose y que ya había dado frutos de gran envergadura.

Vital es recordar que en torneos Grand Slam, además del título de Wimbledon (2019), Farah y Cabal ya habían alcanzado la final en el Abierto de Australia (2018) y dos semifinales en Roland Garros (2017-2019). En los ATP Masters 1000 habían conquistado dos veces consecutivas el Abierto de Roma (2018-2019) y varios títulos en los últimos años en torneos ATP 500 y 250 como Winston-Salem, São Paulo, Ginebra, Niza, Moscú, Múnich, Barcelona y Eastbourne, además de Buenos Aires y Río de Janeiro, ambos en dos ocasiones.

Farah y Cabal logran la gloria: 15 títulos ATP y primer puesto en el ranking de dobles, así lo acredita y asegura su regreso al torneo de Maestros en Londres, reservado para los mejores y en donde ya alcanzaron semifinales.

Lo de Farah y Cabal hace parte de un paquete de circunstancias que han generado un círculo virtuoso para el tenis colombiano y que empezaron a forjarse desde hace dos décadas. Determinante ha sido la empresa privada como patrocinadora, en la que ha sobresalido Colsánitas, aportando no solo recursos económicos, sino entrenadores, preparadores físicos y médicos; todo, más con el ánimo de auspiciar al tenis que el obtener un retorno publicitario. Lo de Colsánitas es digno de ser agradecido, admirado e imitado.

La labor de Gabriel Sánchez, expresidente de la Federación de Tenis, quien lideró un profundo proceso de transformación institucional con las diferentes ligas y clubes del país, que ha sabido continuar el actual presidente, David Samudio, ha sido trascendental, pues se le ha dado un vuelco total al proceso de desarrollo del tenis, siempre escaso de recursos. Coldeportes ha puesto lo suyo y es de esperarse un incremento en los esfuerzos de esa entidad, pues su buen director, Ernesto Lucena (próximo ministro), se ha comprometido a apoyar el tenis.

Buenos momentos en los últimos años. Giraldo alcanzó el puesto 28 y hubo tres jugadores en un mismo momento entre los primeros 70 del ranking ATP (Giraldo, Falla y González); jugadores juveniles (Osorio, Arango y Mejía), hoy en tránsito al profesionalismo, han alcanzado semifinales en Grand Slam Juniors; más de diez años en el Grupo 1 de la Copa Davis y el ascenso al Grupo Mundial para jugar las finales en Madrid, y en Argentina acabamos de ganar los suramericanos de 12 años en masculino y en femenino.

Es evidente que Colombia es tierra de tenistas, pero el tenis necesita más apoyo. Los campeones no son fruto de la casualidad sino de la causalidad; los campeones se ven venir, y cuando se ven venir es solo cuestión de tiempo.

Esa es, en buena medida, la historia de Farah y Cabal.

* Miembro del Comité Ejecutivo de la Federación Colombiana de Tenis.

 

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