Publicidad

¿Sociedad de la información o de informantes?

Rafael Orduz
02 de febrero de 2010 - 01:01 a. m.

CON EL FIN DE REDUCIR LA TASA DE homicidios en Medellín, disparada como en los viejos tiempos, se abre paso un programa que incorporará mil estudiantes que, a cambio de algo más de cincuenta dólares al mes, suministrarán información a la Fuerza Pública que contribuya a golpear las bandas criminales.

En cualquier época la idea es aterradora, aunque resalta el contraste del mensaje con algunas tendencias del mundo contemporáneo, particularmente las relacionadas con los conceptos de sociedades de la información y el conocimiento.

Es obvio que los ciudadanos tienen la obligación de poner en conocimiento de las autoridades cualquier información relacionada con la comisión de delitos, bien para prevenirla o para castigarla. También es claro que el Estado tiene la obligación de proteger a la ciudadanía.

La denuncia ciudadana es un medio para mantener la cohesión social. Antanas Mockus hablaba de “croactividad”, aunque gratis, por deber ciudadano. El plan de los estudiantes informantes va en contravía a la cohesión social. Entre muchos, hay varios efectos perversos que vale la pena mencionar. La necesidad de contar con información, para ganarse la platica, puede conducir fácilmente a la calumnia, motivada en broncas personales de los informantes.

A su vez, las tenebrosas bandas, bastante bien informadas, con uno que otro apoyo de algunas ovejas negras institucionales, pueden poner en peligro la vida de los jóvenes cooperantes. En vez de construcción de confianza, todo lo contrario. El acceso a los archivos secretos de la antigua Stasi, la policía secreta de la otrora República Democrática de Alemania, ha revelado dolorosas historias de intelectuales y estudiantes informantes, que aún no cicatrizan. La vida de los otros, la formidable película alemana, da una muestra de ello.

Tal vez lo más preocupante es el significado del mensaje. En una época en que las economías avanzadas y algunas emergentes intensifican las inversiones públicas y privadas en activos intangibles como las destrezas y el conocimiento, la investigación y desarrollo, las más rentables a escala social e individual, en las que los jóvenes juegan el papel crucial, no podía ser más contrastante la señal de utilizar los estudiantes como fuente remunerada  para combatir el hampa.

Los potenciales jóvenes cooperantes pertenecen a la generación de internet,  las redes sociales, la blogósfera, “computación en la nube”. Son creativos, “multitarea”. Los programas públicos impulsados por Fajardo y Salazar han sacado a la luz impresionantes talentos de jóvenes paisas de origen humilde en el marco de programas como Medellín Digital, orientados a la inclusión social. Hay numerosos ejemplos de estudiantes que se han convertido en exitosos pequeños empresarios ofreciendo al mercado soluciones innovadoras a partir de sus habilidades con las tecnologías de la información y las comunicaciones. ¿Qué mejor antídoto frente a la violencia?

Para adquirir tales habilidades se necesita ayuda. La platica de los informantes podría estar al servicio de mejor causa: la de la sociedad de la información y no la de los informantes.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar