Noticias

Últimas Noticias

    Política

    Judicial

      Economía

      Mundo

      Bogotá

        Entretenimiento

        Deportes

        Colombia

        El Magazín Cultural

        Salud

          Ambiente

          Investigación

            Educación

              Ciencia

                Género y Diversidad

                Tecnología

                Actualidad

                  Reportajes

                    Historias visuales

                      Colecciones

                        Podcast

                          Opinión

                          Opinión

                            Editorial

                              Columnistas

                                Caricaturistas

                                  Lectores

                                  Blogs

                                    Suscriptores

                                    Recomendado

                                      Contenido exclusivo

                                        Tus artículos guardados

                                          Somos El Espectador

                                            Estilo de vida

                                            La Red Zoocial

                                            Gastronomía y Recetas

                                              La Huerta

                                                Moda e Industria

                                                  Tarot de Mavé

                                                    Autos

                                                      Juegos

                                                        Pasatiempos

                                                          Horóscopo

                                                            Música

                                                              Turismo

                                                                Marcas EE

                                                                Colombia + 20

                                                                BIBO

                                                                  Responsabilidad Social

                                                                  Justicia Inclusiva

                                                                    Desaparecidos

                                                                      EE Play

                                                                      EE play

                                                                        En Vivo

                                                                          La Pulla

                                                                            Documentales

                                                                              Opinión

                                                                                Las igualadas

                                                                                  Redacción al Desnudo

                                                                                    Colombia +20

                                                                                      Destacados

                                                                                        BIBO

                                                                                          La Red Zoocial

                                                                                            ZonaZ

                                                                                              Centro de Ayuda

                                                                                                Newsletters
                                                                                                Servicios

                                                                                                Servicios

                                                                                                  Empleos

                                                                                                    Descuentos

                                                                                                      Idiomas

                                                                                                      Cursos y programas

                                                                                                        Más

                                                                                                        Cromos

                                                                                                          Vea

                                                                                                            Blogs

                                                                                                              Especiales

                                                                                                                Descarga la App

                                                                                                                  Edición Impresa

                                                                                                                    Suscripción

                                                                                                                      Eventos

                                                                                                                        Pauta con nosotros

                                                                                                                          Avisos judiciales

                                                                                                                            Preguntas Frecuentes

                                                                                                                              Contenido Patrocinado
                                                                                                                              14 de agosto de 2017 - 09:00 p. m.

                                                                                                                              Clientelismo y otras corrupciones

                                                                                                                              En Colombia se ha establecido una cultura de la servidumbre política. Se puede denominar clientelismo, gamonalismo, caciquismo o tener otras asignaciones. Puede ser una derivada de aquella condición de que hay otros que piensan y deciden por uno. Sucede cuando los conceptos de libertad e independencia no se tienen claros. Es más, ni siquiera se contemplan, porque no hay razonamiento, solo dependencia, lazos (o cadenas) de antiguas esclavitudes.

                                                                                                                              A partir del Frente Nacional, una alianza excluyente que decidió la repartición del Estado de parte del binomio político Liberal-Conservador, el mismo que aupó y desenfrenó la Violencia, el clientelismo ha cabalgado a sus anchas en un país que todavía conserva, en distintos aspectos, rezagos feudales, rescoldos coloniales.

                                                                                                                              Esta corrupción y manipulación de la política, con raíces en el caudillismo del siglo XIX, se perfeccionó con la distribución entre “azules” y “rojos”, es decir, entre sus cabecillas, si no de la totalidad del botín estatal, al menos de su usufructo desaforado. Equilibrio milimétrico para la repartija. Y toda la parafernalia basada en la presencia de caciquillos y figurines regionales, en los dueños de la tierra, en los hacendados y ricachones.

                                                                                                                              Se erigían los gamonales (bueno, pasa todavía) como seres dotados de todas las virtudes divinas, mesiánicas. Sobre ellos, a su alrededor, se creaban auras y halos de redentores, de gente sin la cual no habría salvación posible. El otro, el obedecedor, el que nada tenía, el dependiente, se postraba ante el figurón sacrosanto, al que solo faltaba prenderle velitas.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              A la clientela se le prometen puestos. O se le adula con un sancocho, una botella de licor, un espectáculo deprimente de músicas chabacanas. Cositas así. Y esta desviación de la política, o su putrefacción, su decaimiento, ha prosperado en un país en el que el gamonal y todas sus variantes (el capo, el dueño del negocio, el patrón…) son de fácil consumo. Porque, o se galopa sobre la ignorancia de los siervos, o se les aprovechan sus necesidades materiales para el ejercicio de la demagogia. El “promeserismo” que llaman.

                                                                                                                              A la clientela de sufragantes se le mantiene aherrojada, atada a las ambiciones, disfrazadas de servicio, del cacique transmutado en político. Lo que él diga es palabra divina. ¿Qué hay que hacer? ¿Por quién hay que votar? Lo que usted mande, patroncito. Puras relaciones entre una suerte de sacerdote dominante y una feligresía sin capacidad de discusión ni resistencia.

                                                                                                                               

                                                                                                                              El clientelismo, aquel que compra votos, que seduce con mentiras, que hasta llega a cambiar “articulitos” de la Constitución con una feria de notarías y otras sinecuras, o con la más moderna “mermelada”, también trasciende las trapisondas electoreras de “buena familia”, con las alianzas non sanctas.  La historia reciente de Colombia está atiborrada de conexiones entre políticos y narcos; entre aquellos y los paracos, para configurar la “parapolítica”. Y no siempre el asunto es de obnubilar a los “beneficiarios” con carnavalitos y perendengues, sino, como se ha visto, de obligarlos a votar.

                                                                                                                              El clientelismo, degeneración de la política, es un atentado contra la democracia, contra las prácticas del debate y la resistencia civil. Mejor dicho, este apestoso ejercicio es una negación de la política, en el sentido de la participación, la construcción de disensos (no de consensos), la confrontación ideológica. Y la deliberación civilizada.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Hoy, cuando tales patologías han conducido a la práctica de una corrupción sin límites, la consigna clientelista es la de votar por el que diga x o y, mejor dicho, el gamonalito de turno, al que debemos obediencia y rendimos pleitesía. Ah, sí, votaré por quien él diga, porque me ayudó a conseguirle empleo a una hija, a una tía, a un entenado. Cosas así se dicen. Las miserias del desempleo. Los resultados del sometimiento.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Son los tiempos, ya viejos, de los barones electorales; de los que deciden a su arbitrio la suerte de los demás. De los vendedores de milagrerías, de los que aprovechan su condición de adinerados para montarse a horcajadas en las carencias de los otros. Y pasa, como en los más alucinantes relatos del realismo mágico, que siguen mandando los caciques, aunque hayan estado presos, aunque hayan sido condenados por diversas corruptelas. Y organizan la clientela desde la cárcel, casi siempre situada en su casa.

                                                                                                                              El clientelista pone al Estado al servicio de su mezquina causa. Seduce con parapetos de cartón, con vanas promisiones, con escenografías de papel maché y utilerías desechables. Tiene a su servicio una corte de paniaguados, tan desvergonzados como él. Quizá sea la hora de decir, con Bertolt Brecht: “¡No temas preguntar, compañero! / ¡No te dejes convencer! / ¡Compruébalo tú mismo! / Lo que no sabes por ti, / no lo sabes”.

                                                                                                                              En Colombia se ha establecido una cultura de la servidumbre política. Se puede denominar clientelismo, gamonalismo, caciquismo o tener otras asignaciones. Puede ser una derivada de aquella condición de que hay otros que piensan y deciden por uno. Sucede cuando los conceptos de libertad e independencia no se tienen claros. Es más, ni siquiera se contemplan, porque no hay razonamiento, solo dependencia, lazos (o cadenas) de antiguas esclavitudes.

                                                                                                                              A partir del Frente Nacional, una alianza excluyente que decidió la repartición del Estado de parte del binomio político Liberal-Conservador, el mismo que aupó y desenfrenó la Violencia, el clientelismo ha cabalgado a sus anchas en un país que todavía conserva, en distintos aspectos, rezagos feudales, rescoldos coloniales.

                                                                                                                              Esta corrupción y manipulación de la política, con raíces en el caudillismo del siglo XIX, se perfeccionó con la distribución entre “azules” y “rojos”, es decir, entre sus cabecillas, si no de la totalidad del botín estatal, al menos de su usufructo desaforado. Equilibrio milimétrico para la repartija. Y toda la parafernalia basada en la presencia de caciquillos y figurines regionales, en los dueños de la tierra, en los hacendados y ricachones.

                                                                                                                              Se erigían los gamonales (bueno, pasa todavía) como seres dotados de todas las virtudes divinas, mesiánicas. Sobre ellos, a su alrededor, se creaban auras y halos de redentores, de gente sin la cual no habría salvación posible. El otro, el obedecedor, el que nada tenía, el dependiente, se postraba ante el figurón sacrosanto, al que solo faltaba prenderle velitas.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              A la clientela se le prometen puestos. O se le adula con un sancocho, una botella de licor, un espectáculo deprimente de músicas chabacanas. Cositas así. Y esta desviación de la política, o su putrefacción, su decaimiento, ha prosperado en un país en el que el gamonal y todas sus variantes (el capo, el dueño del negocio, el patrón…) son de fácil consumo. Porque, o se galopa sobre la ignorancia de los siervos, o se les aprovechan sus necesidades materiales para el ejercicio de la demagogia. El “promeserismo” que llaman.

                                                                                                                              A la clientela de sufragantes se le mantiene aherrojada, atada a las ambiciones, disfrazadas de servicio, del cacique transmutado en político. Lo que él diga es palabra divina. ¿Qué hay que hacer? ¿Por quién hay que votar? Lo que usted mande, patroncito. Puras relaciones entre una suerte de sacerdote dominante y una feligresía sin capacidad de discusión ni resistencia.

                                                                                                                               

                                                                                                                              El clientelismo, aquel que compra votos, que seduce con mentiras, que hasta llega a cambiar “articulitos” de la Constitución con una feria de notarías y otras sinecuras, o con la más moderna “mermelada”, también trasciende las trapisondas electoreras de “buena familia”, con las alianzas non sanctas.  La historia reciente de Colombia está atiborrada de conexiones entre políticos y narcos; entre aquellos y los paracos, para configurar la “parapolítica”. Y no siempre el asunto es de obnubilar a los “beneficiarios” con carnavalitos y perendengues, sino, como se ha visto, de obligarlos a votar.

                                                                                                                              El clientelismo, degeneración de la política, es un atentado contra la democracia, contra las prácticas del debate y la resistencia civil. Mejor dicho, este apestoso ejercicio es una negación de la política, en el sentido de la participación, la construcción de disensos (no de consensos), la confrontación ideológica. Y la deliberación civilizada.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Hoy, cuando tales patologías han conducido a la práctica de una corrupción sin límites, la consigna clientelista es la de votar por el que diga x o y, mejor dicho, el gamonalito de turno, al que debemos obediencia y rendimos pleitesía. Ah, sí, votaré por quien él diga, porque me ayudó a conseguirle empleo a una hija, a una tía, a un entenado. Cosas así se dicen. Las miserias del desempleo. Los resultados del sometimiento.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Son los tiempos, ya viejos, de los barones electorales; de los que deciden a su arbitrio la suerte de los demás. De los vendedores de milagrerías, de los que aprovechan su condición de adinerados para montarse a horcajadas en las carencias de los otros. Y pasa, como en los más alucinantes relatos del realismo mágico, que siguen mandando los caciques, aunque hayan estado presos, aunque hayan sido condenados por diversas corruptelas. Y organizan la clientela desde la cárcel, casi siempre situada en su casa.

                                                                                                                              El clientelista pone al Estado al servicio de su mezquina causa. Seduce con parapetos de cartón, con vanas promisiones, con escenografías de papel maché y utilerías desechables. Tiene a su servicio una corte de paniaguados, tan desvergonzados como él. Quizá sea la hora de decir, con Bertolt Brecht: “¡No temas preguntar, compañero! / ¡No te dejes convencer! / ¡Compruébalo tú mismo! / Lo que no sabes por ti, / no lo sabes”.

                                                                                                                              Ver todas las noticias
                                                                                                                              Read more!
                                                                                                                              Read more!
                                                                                                                              Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
                                                                                                                              Aceptar