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La Casa Ecológica en el aire

Santiago Villa
12 de noviembre de 2012 - 11:00 p. m.

Bogotá podría revolucionar su política hacia los perros y gatos callejeros, pero el proyecto no inicia porque el Distrito crea obstáculos en su propio camino.

Ha transcurrido un año desde la posesión del alcalde Gustavo Petro y Bogotá no ha concretado su política de protección animal en cambios estructurales. Los siete puntos de la hoja de ruta que fue firmada por Petro y su perra, “Bacatá”, avanzan a ritmos dispares. (Ver imagen aquí: http://images.animanaturalis.org/gallery/gallery/full/201110/I18-56074.jpg)

Por ejemplo, la alcaldía ha presentado un proyecto para humanizar las actividades de recolección, albergue y adopción de perros y gatos callejeros. El trabajo lo realiza hoy el Centro de Zoonosis: lugar que en la práctica es un matadero y está administrado por la Secretaría de Salud. Estas funciones pasarían a la Secretaría de Ambiente, que quiere construir una “Casa Ecológica para los Animales”.

El propósito del nuevo centro es que los caninos y felinos que no padecen de enfermedades “zoonóticas” se mantengan en condiciones dignas mientras que aguardan la adopción. Está inspirado en el Centro de Bienestar Animal La Perla, de Medellín, que es a Zoonosis lo que el Club Med de Gérard Blitz es al Buchenwald de Fritz Sauckel.

Los dos grandes obstáculos, que podrían ser definitivos para impedir la construcción de esta Casa Ecológica, es que aún no existe el presupuesto para realizarla y no se ha definido dónde va a estar ubicada.

La mayoría de animalistas proponen que la Casa Ecológica se construya en unos predios del Acueducto de Bogotá que se hallan en San Cristóbal, hacia los cerros orientales. El terreno es idóneo porque ya es propiedad del Distrito y tiene más de las 7 hectáreas necesarias. Sin embargo, el alcalde prefiere que la Casa Ecológica se construya en el norte de la ciudad, para facilitar que las familias con mejores ingresos adopten a los animales.

El problema es que su propuesta es irrealizable. Y aquí viene el segundo y más grave escollo: no hay presupuesto para comprar los predios en el norte de la ciudad. Bueno, ni siquiera hay presupuesto para construir la Casa Ecológica de los Animales que el Distrito tiene en mente.

El proyecto que se quiere ejecutar cuesta 16.000 millones. Hasta ahora hay 4.700 millones que provendrían de la Secretaría de Salud y que ya están aprobados. Faltan 11.300 millones que nadie ha podido determinar de dónde provendrán, ni si serán aprobados por el Concejo de Bogotá.

¿Por qué Petro no inicia la obra con los 4.700 millones que están disponibles si, según un documento de la Universidad de Antioquia, el Centro de Bienestar Animal en Medellín se construyó con 5.000 millones?

Por un lado, el proyecto está frenado por la controversia bizantina de si la Casa Ecológica se hará en el norte o en el sur. Y por el otro, porque las ambiciones del nuevo centro son enormes.

Se quiere construir una edificación que pueda albergar a casi el doble de la cantidad de animales callejeros que caben en La Perla. Es decir, un centro donde quepan 2.000 perros y 500 gatos. Esto es razonable porque Bogotá tiene más de tres veces la población de perros y gatos callejeros que Medellín.

Pero también se quiere hacer una construcción con tecnología “verde” y ecológica, que no es necesaria para solucionar un problema urgente. Las ampliaciones y mejoras al centro se pueden hacer luego, cuando al menos exista una construcción.

Si se quiere comenzar la solución ¡YA! (como dice el lema del alcalde), pueden utilizar el predio del Acueducto y hacer la construcción con el dinero disponible. Si no, esperemos que el proyecto se materialice durante la alcaldía de Gina Parody.

 

Twitter: @santiagovillach

 

 

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