Noticias

Últimas Noticias

    Política

    Judicial

      Economía

      Mundo

      Bogotá

        Entretenimiento

        Deportes

        Colombia

        El Magazín Cultural

        Salud

          Ambiente

          Investigación

            Educación

              Ciencia

                Género y Diversidad

                Tecnología

                Actualidad

                  Reportajes

                    Historias visuales

                      Colecciones

                        Podcast

                          Opinión

                          Opinión

                            Editorial

                              Columnistas

                                Caricaturistas

                                  Lectores

                                  Blogs

                                    Suscriptores

                                    Recomendado

                                      Contenido exclusivo

                                        Tus artículos guardados

                                          Somos El Espectador

                                            Estilo de vida

                                            La Red Zoocial

                                            Gastronomía y Recetas

                                              La Huerta

                                                Moda e Industria

                                                  Tarot de Mavé

                                                    Autos

                                                      Juegos

                                                        Pasatiempos

                                                          Horóscopo

                                                            Música

                                                              Turismo

                                                                Marcas EE

                                                                Colombia + 20

                                                                BIBO

                                                                  Responsabilidad Social

                                                                  Justicia Inclusiva

                                                                    Desaparecidos

                                                                      EE Play

                                                                      EE play

                                                                        En Vivo

                                                                          La Pulla

                                                                            Documentales

                                                                              Opinión

                                                                                Las igualadas

                                                                                  Redacción al Desnudo

                                                                                    Colombia +20

                                                                                      Destacados

                                                                                        BIBO

                                                                                          La Red Zoocial

                                                                                            ZonaZ

                                                                                              Centro de Ayuda

                                                                                                Newsletters
                                                                                                Servicios

                                                                                                Servicios

                                                                                                  Empleos

                                                                                                    Descuentos

                                                                                                      Idiomas

                                                                                                      Cursos y programas

                                                                                                        Más

                                                                                                        Cromos

                                                                                                          Vea

                                                                                                            Blogs

                                                                                                              Especiales

                                                                                                                Descarga la App

                                                                                                                  Edición Impresa

                                                                                                                    Suscripción

                                                                                                                      Eventos

                                                                                                                        Pauta con nosotros

                                                                                                                          Avisos judiciales

                                                                                                                            Preguntas Frecuentes

                                                                                                                              Contenido Patrocinado
                                                                                                                              23 de enero de 2017 - 09:06 p. m.

                                                                                                                              Por qué dejé de ir a corridas de toros

                                                                                                                              Mi explicación de por qué pasé de ser aficionado a la tauromaquia, a oponerme a su práctica.

                                                                                                                              Comencé a ir a toros desde el 2002, aproximadamente, y dejé de ir a partir del 2006 o 2007; sin embargo, mi afición comenzó a los once años. Entonces tenía una generosa paciencia para aguantar los tediosos espectáculos que mi abuelo me insistía viéramos por televisión. En especial recuerdo los torneos de golf -de los que tenía grabadas por lo menos doscientas cintas de Betamax-, los debates de la Asamblea Constituyente y las corridas de toros. Al golf nunca le encontré gracia. A los debates y a las corridas de toros, en cambio, les cogí un gusto macabro.

                                                                                                                              Trasmitían las Maestranza de Sevilla. Es un espectáculo emocionante. Aunque le concedo cierta razón a quien dice que el toro está en una injusta desventaja cuando combate contra el torero,  y por eso mueren más toros que toreros, también me gustaría ver cuántos son capaces de enfrentarse a un animal de media tonelada, fijo en ensartar con sus cachos a quien se le cruce por delante, armado tan sólo de una espada y una capa.

                                                                                                                              Al principio no veía mayores problemas morales en disfrutar del espectáculo sangriento. Finalmente comía carne de animales que habían sufrido más en un matadero, a esos toros los criaban para eso y al animal se le trataba con "altura". Me creía las excusas que se dicen los aficionados a los toros para suavizar la violencia de su espectáculo. A los animalistas que protestaban los consideraba gente escandalosa e hipersensible, que padecía ansias de protagonismo. Al fin y al cabo los espectáculos sangrientos siempre han hecho parte de la cultura humana. El boxeo, las artes marciales, las peleas de gallos, todos son expresiones culturales, cuando no estéticas, que subliman impulsos atávicos de agresión y violencia, y la atracción magnética de presenciar la muerte.
                                                                                                                              Los amantes de los toros, porque deben justificar su afición, no pintan el arte con estas palabras. Hablan menos de la sangre y la muerte, las grandes protagonistas de la corrida, que de elementos un tanto aguados y melifluos, como la importancia de conservar una tradición, el valor artístico de la simbología, la mística de la fiesta brava, y ante todo su derecho a gozar de una expresión cultural centenaria. Todo esto juega un papel, sin duda, pero no nos digamos mentiras. Allá no vamos a ver un espectáculo de danza, de unos hombres en ocasiones guapos, pero siempre de cuerpos agraciados, en trusas rosadas y lentejuelas, sacudiendo sus espadas. Para eso están otros lugares.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Tampoco vamos a ver las acrobacias que hacen con el toro, pues de ser así, ¿por qué no lo dejan vivo? ¿Para qué cortarlo a cuchilladas hasta que caiga desangrado? Pues porque vamos a ver la muerte a la cara. Mejor: vamos a ver cómo un torero enfrenta el peligro de la muerte y como un animal la padece, y hacer catársis con esa lucha. Hay que presenciar el cadáver dando la vuelta al ruedo. Cortarle las orejas, mutilarlo, y seguir bebiendo, aplaudiendo al sonsonete de la banda -no hablaré del arribismo cultural implícito en los criollos y mestizos que chupan sus botas y lanzan olés como si fueran españoles, porque eso no es inmoral. A lo sumo es de mal gusto. Concedámosles incluso, en gracia de discusión, que la tauromaquia es una tradición tan colombiana como ibérica, porque el punto no es éste-.

                                                                                                                              Dejé de ir por la profunda disonancia cognitiva que me generaba estar en contra del maltrato animal, pero disfrutar y pagar por ver cómo torturaban a un animal hasta matarlo. Gritar y aplaudir de júbilo cuando caía el cadáver al suelo de arena en un charco de su propia sangre, y ver cómo todos se deleitaban mientras lo sacaban arrastrado y la banda tocaba su melodía sosa. 

                                                                                                                              Comprendo de dónde viene el gusto por los toros, pero su práctica no es éticamente defensible para alguien que cree que no es lícito torturar a un animal por diversión. No veo atenuante cultural válido. Si queremos una sociedad que respeta más la vida de los animales que el entretenimiento, esta práctica, por mucho que nos guste a algunos, debe acabarse. Apoyo y promuevo la prohibición de cualquier espectáculo de maltrato animal.

                                                                                                                              Read more!


                                                                                                                              Twitter: @santiagovillach

                                                                                                                              Mi explicación de por qué pasé de ser aficionado a la tauromaquia, a oponerme a su práctica.

                                                                                                                              Comencé a ir a toros desde el 2002, aproximadamente, y dejé de ir a partir del 2006 o 2007; sin embargo, mi afición comenzó a los once años. Entonces tenía una generosa paciencia para aguantar los tediosos espectáculos que mi abuelo me insistía viéramos por televisión. En especial recuerdo los torneos de golf -de los que tenía grabadas por lo menos doscientas cintas de Betamax-, los debates de la Asamblea Constituyente y las corridas de toros. Al golf nunca le encontré gracia. A los debates y a las corridas de toros, en cambio, les cogí un gusto macabro.

                                                                                                                              Trasmitían las Maestranza de Sevilla. Es un espectáculo emocionante. Aunque le concedo cierta razón a quien dice que el toro está en una injusta desventaja cuando combate contra el torero,  y por eso mueren más toros que toreros, también me gustaría ver cuántos son capaces de enfrentarse a un animal de media tonelada, fijo en ensartar con sus cachos a quien se le cruce por delante, armado tan sólo de una espada y una capa.

                                                                                                                              Al principio no veía mayores problemas morales en disfrutar del espectáculo sangriento. Finalmente comía carne de animales que habían sufrido más en un matadero, a esos toros los criaban para eso y al animal se le trataba con "altura". Me creía las excusas que se dicen los aficionados a los toros para suavizar la violencia de su espectáculo. A los animalistas que protestaban los consideraba gente escandalosa e hipersensible, que padecía ansias de protagonismo. Al fin y al cabo los espectáculos sangrientos siempre han hecho parte de la cultura humana. El boxeo, las artes marciales, las peleas de gallos, todos son expresiones culturales, cuando no estéticas, que subliman impulsos atávicos de agresión y violencia, y la atracción magnética de presenciar la muerte.
                                                                                                                              Los amantes de los toros, porque deben justificar su afición, no pintan el arte con estas palabras. Hablan menos de la sangre y la muerte, las grandes protagonistas de la corrida, que de elementos un tanto aguados y melifluos, como la importancia de conservar una tradición, el valor artístico de la simbología, la mística de la fiesta brava, y ante todo su derecho a gozar de una expresión cultural centenaria. Todo esto juega un papel, sin duda, pero no nos digamos mentiras. Allá no vamos a ver un espectáculo de danza, de unos hombres en ocasiones guapos, pero siempre de cuerpos agraciados, en trusas rosadas y lentejuelas, sacudiendo sus espadas. Para eso están otros lugares.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Tampoco vamos a ver las acrobacias que hacen con el toro, pues de ser así, ¿por qué no lo dejan vivo? ¿Para qué cortarlo a cuchilladas hasta que caiga desangrado? Pues porque vamos a ver la muerte a la cara. Mejor: vamos a ver cómo un torero enfrenta el peligro de la muerte y como un animal la padece, y hacer catársis con esa lucha. Hay que presenciar el cadáver dando la vuelta al ruedo. Cortarle las orejas, mutilarlo, y seguir bebiendo, aplaudiendo al sonsonete de la banda -no hablaré del arribismo cultural implícito en los criollos y mestizos que chupan sus botas y lanzan olés como si fueran españoles, porque eso no es inmoral. A lo sumo es de mal gusto. Concedámosles incluso, en gracia de discusión, que la tauromaquia es una tradición tan colombiana como ibérica, porque el punto no es éste-.

                                                                                                                              Dejé de ir por la profunda disonancia cognitiva que me generaba estar en contra del maltrato animal, pero disfrutar y pagar por ver cómo torturaban a un animal hasta matarlo. Gritar y aplaudir de júbilo cuando caía el cadáver al suelo de arena en un charco de su propia sangre, y ver cómo todos se deleitaban mientras lo sacaban arrastrado y la banda tocaba su melodía sosa. 

                                                                                                                              Comprendo de dónde viene el gusto por los toros, pero su práctica no es éticamente defensible para alguien que cree que no es lícito torturar a un animal por diversión. No veo atenuante cultural válido. Si queremos una sociedad que respeta más la vida de los animales que el entretenimiento, esta práctica, por mucho que nos guste a algunos, debe acabarse. Apoyo y promuevo la prohibición de cualquier espectáculo de maltrato animal.

                                                                                                                              Read more!


                                                                                                                              Twitter: @santiagovillach

                                                                                                                              Ver todas las noticias
                                                                                                                              Read more!
                                                                                                                              Read more!
                                                                                                                              Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
                                                                                                                              Aceptar