Hace menos de un mes se incendió el camión cisterna en Tasajera. El incendio, que inició en medio de un saqueo de gasolina, dejó 45 muertos. Durante los días que lo sucedieron se multiplicaron las notas de prensa sobre la vida en el corregimiento de Tasajera y en general del municipio de Puebloviejo (Magdalena), al que pertenece. “Las restricciones de la movilidad y el encierro tienen un impacto desproporcionado sobre los más pobres”, declaró en un reportaje Jorge Restrepo, profesor de la Universidad Javeriana de Bogotá y director del Centro de Estudios para el Análisis de Conflictos (Cerac). “Solo cuando se haya reiniciado la economía a los niveles anteriores, esas poblaciones van a recuperar su capacidad para generar ingresos”, explicó.
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Hace menos de un mes se incendió el camión cisterna en Tasajera. El incendio, que inició en medio de un saqueo de gasolina, dejó 45 muertos. Durante los días que lo sucedieron se multiplicaron las notas de prensa sobre la vida en el corregimiento de Tasajera y en general del municipio de Puebloviejo (Magdalena), al que pertenece. “Las restricciones de la movilidad y el encierro tienen un impacto desproporcionado sobre los más pobres”, declaró en un reportaje Jorge Restrepo, profesor de la Universidad Javeriana de Bogotá y director del Centro de Estudios para el Análisis de Conflictos (Cerac). “Solo cuando se haya reiniciado la economía a los niveles anteriores, esas poblaciones van a recuperar su capacidad para generar ingresos”, explicó.
Pero no es cierto. Desde hace tiempo los hombres en Puebloviejo pasan trabajos y se dedican al rebusque, sobre todo el mototaxismo. Las mujeres se rebuscan también, a veces en la venta de comidas tanto en la carretera como en la plaza de mercado. Así fue antes de la pandemia de COVID-19 y así va a ser después. La situación actual sólo empeora lo que ya era difícil, en un municipio donde más de la mitad de las personas no tienen servicio de agua. Un municipio pesquero en el que casi no se puede pescar por la contaminación de la ciénaga. Un municipio que, pese a albergar el cruce de caminos de la Troncal del Caribe por la que transita hora a hora tanta prosperidad, no tiene hoy ninguna fuente de empleo. “Las vidas que se cobraron en este accidente y los heridos tienen como único responsable el abandono en el que se encuentra sumida nuestra gente, la falta de oportunidades y el hambre”, dijo el gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, horas después de la explosión.
Un subsidio aquí para que se tenga alimentación básica, un contrato allá para una carretera que llevará trabajo al “territorio”, una ciudadela de vivienda social sin colegios o profesores cerca, unos bonos del agua que se convierten en deudas. No se trata solamente de Puebloviejo y sus 33.000 habitantes, sino en general de tantos otros grupos que no han sido olvidados sino tácitamente dejados por fuera de cualquier bonanza nacional que conduzca a una vida más allá del día a día.
Como consecuencia de asimetrías históricas, que se refuerzan aceleradamente en los últimos años, comunidades rurales en el Catatumbo o el norte del Cauca, sectores informales de grandes centros urbanos, o ciudades enteras como Soacha o Tumaco no hacen parte de los escogidos para prosperar. Y esto sucede por sobre todo en zonas en que el racismo estatal ha hecho carrera y donde las formas de vida indígena o negra se descartan a diario.
Es el caso de Buenaventura en las últimas décadas. Como Tasajera, Buenaventura es un cruce de caminos. Uno bastante más grande: el puerto (dado en concesión a privados desde los 90) por el que pasa la mayor cantidad de mercancía en Colombia. Varias olas de violencia han devastado a la población en luchas entre bandas paramilitares que sacan a la gente de los barrios, pues se pelean por rutas para exportar cocaína, y tantas veces abonan el terreno para inversiones de capital privado nacional, extranjero o estatal. Esto, pues es claro que para los gobiernos nacionales lo primordial es la inversión en el puerto. Inversión que a fin de cuentas no va a parar en ninguno de los barrios de la ciudad que es predominantemente negra.
Por esto, no es el fin de la pandemia lo que mejorará de manera verdadera la cotidianidad en Puebloviejo. Más que la mentada “reactivación económica”, es la política popular, efervescente (y en el poder) en Buenaventura hoy, la que nos guiará quizá hacia caminos mejores.