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TOLA Y MARUJA

Tola y Maruja
08 de mayo de 2016 - 02:35 a. m.

Apreciadas mamás,

Soy una madre muy contenta en nuestro Día porque mis hijos me dieron el mejor regalo: se volvieron a dirigir la palabra entre ellos. Qué regalazo para una es ver a sus hijos unidos, sin distingos de raza (son de diferentes papás) y en una armonía que ya se la quisiera Santos para la Unidad Nacional. ¿Ustedes qué piensan? ¿Son mejores los regalos inmateriales o ustedes prefieren la olla arrocera?

Atentamente,

 Madre feliz de la pelota.

***

Querida progenitora,

Por su letra vemos que el fuerte suyo son los destinos de la casa. Enteramente de acuerdo con sumercé: los mejores regalos pa una madre son los detalles sentimentales, que vienen envueltos en el celofán de la ternura.

Nosotras estamos cansas de los regalos materiales del Día de madres porque traen su venenito, su indireta: “Vea pues amá esta piedra pa que le queden bien machucaos los patacones”.

Claro, reconocemos que los hijos nos han dao regalos inolvidables, como a Tola que la llevaron a una chocolaterapia, y esta montañera se llevó una chuspada de almojábanas y queso del que estira.

O la vez que me a mí los hijos me sorprendieron con un bono pa una semana en cuidaos intensivos de la clínica Shao, todo incluido: suero de bienvenida, barra libre de jarabes, bufé de pastillas, paseo al quirófano...

Pero ahora que los colombianos nos alistamos pa la paz nacional el mejor regalo pa una madre es la paz entre sus hijos: que no se traten como hermanos...

Es que cuál paz va conseguir un país si en la familia vivimos en una sola pelotera. La verdadera paz empieza por bobadas de la casa: no prenderle el foco al hermano que ya está dormido, no ponerse la tanga de la niña sin permiso, no empeñar al escondido el anillo de grado del mayor...

Ingris Betancur y Clara Rojas acaban de dar un ejemplo muy bonito de reconciliación. Ellas eran como hermanas y peliaron por una envidia sin sentido: que porque Clara era la preferida de los secuestradores y le dejaban la cadena más larga. Ingris cerraría con broche de oro su gesto si también se contenta con su ex Juanca, pues al fin y al cabo los une un tatuaje indisoluble.

Este día las mamáes quieren es que sus hijos las visiten (queliace que lleguen manivacíos) y conversen con ellas y les oigan sus historias...clínicas. A Tola y yo sí nos da susto pedirle a nuestros hijos que nos regalen tiempo porque vuelven y se nos acomodan en la casa.

Las mamáes debemos ser las más interesadas en que se firme la paz en Colombia porque somos las que cargamos el luto. ¡No más, ya hemos llorao bastante! Las poquitas lágrimas que nos quedan las necesitamos pa las telenovenas.

Hoy, que nos reunimos todos en la sala pa celebrar con la mamá, deberíamos aprovechar y conversar en familia sobre la paz de Colombia y preguntarnos cómo podemos ayudar cada uno al perdón y la reconciliación pa hacer este ratico de vida más vivible.

La paz no es de Santos ni de Uribe, ni liberal ni conservadora: es de las mamáes.

Tus tías que te quieren,

 

Tola y Maruja

 

 

Posdata: Quizque el pobre Santos, bregando a subir su imagen, invoca a las ánimas del purgatorio...y lo chiflan.

 

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