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No nos consta

Tola y Maruja intentan convencer a Uribe de que se fugue

Tola y Maruja
16 de agosto de 2020 - 05:00 a. m.

No veíamos la hora de que fuera domingo pa coger la flota de Bogotá hasta la cárcel del Ubérrimo pa visitar al mejor presidente de Colombia, así les pique y les rasque.

Cuando llegamos muy de madrugada a la puerta de la cárcel había ya una filota de gente pa dentrar, como si estuvieran regalando la tal vacuna pal coronviros ese.

Tola y yo teníamos manillas VIP, que nos vendieron Tom y Jerry carísimas, y con ellas nos podíamos ahorrar la fila, pero preferimos revendelas y hacer la cola.

Mientras esperábamos pa dentrar llegaron unos vergajitos antiuribistas con un cartel que tenía el retrato del dotor Cadena, y decía: ¡El único abogado capaz de meter preso a Uribe!

Menos mal en esas llegó la monja del megáfono y les dijo hasta misa, pero estos muérganos mostraron el reverso del afiche y era la foto de Duque, y decía: En su gobierno cayó Uribe, duélale al que le duela.

Al ratico se nos arrimó un moneco pispireto, ojos de gato divino, y nos peló el diente. Tenía pinta de tumbador y entonces yo me hice la boba, pero Tola cayó redondita.

El hijuemadre le mostró a Tola un pedazo de lotería y le dijo: Tía, pa pedile un gran favor: resulta que me gané este quinto con el número de preso de Uribe y no lo puedo cobrar.

De una me güelí la estafa y codié a Tola, pero esta pendeja ya estaba chorriando babas por ese filipichín y sacó la monedera y le entregó la plata de la venta de las manillas.

Cuando por fin logramos dentrar ya era casi la hora de salida, pero Álvaro nos atendió y tomamos el algo con él y Tola le propuso que se volara disfrazao con la ropa de ella.

No hijita, cómo se le ocurre, ya no estoy pa esos trotes —dijo Uribe mordiendo un pandequeso—. Me volaría de pronto si tuviera los bríos de Uribito o María del Chuzar o del Doctor Ternura.

Presidente, Tola y yo creemos que sumercé se debe volar, es su deber patriótico, y le garantizamos que todos los colombianos estaríamos orgullosos de escondelo en nuestras casas.

No crean que no lo he pensao, hijitas —dijo Álvaro sorbiendo chocolate—, pero descarté hacer un túnel porque por muy largo que lo haga salgo a mi misma finca.

El encierro es muy berraco, hijitas, así sea en este paraíso. Me aburro demasiao porque no encuentro de qué hablar con Cadena, que mantiene pegao del interné buscando testigos en Mercadolibre.

Ole Álvaro —metí la cucharada—, ¿y por qué no pedís que te traigan los presos uribistas que están regaos en distintas cárceles y forman aquí una colonia agrícola bien titina?

Nuuu, hijitas... No me veo compartiendo patio con Jorge Noguera, el que mandó matar al profesor Correa de Andréis, o con José Miguel Narváez, el que mandó matar al humorista Jaime Garzón. Mucho voltaje.

Los hijos míos Tom y Jerry me insisten que le saquemos platica a todo este inconveniente y por eso pedimos que mi espediente sea público, a ver si le interesa a Neflis.

En esas llegó la guardiana Paola Holguín y nos dijo, voliando el bolillo: Me colaboran con la salida... Entonces nos despedimos del preso y nos hicimos las que salíamos, pero nos escondimos en un baño.

Ñapa: Quizque Sandra Suárez, gerente de la revista Semana y nueva integrante de la junta de EPM, ya ordenó cortale el agua y la luz a Daniel Coronel.

Payola: Berrionditos de Medellín, nuestro sobrino Lucas vende comida preparada. Lo pueden llamar al 3234174541.

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