La propuesta de referendo sobre adopción

Yesid Reyes Alvarado
20 de diciembre de 2016 - 02:00 a. m.

La senadora Viviane Morales busca que a través de un referendo se decida restringir la adopción a las parejas heterosexuales, con lo que se pretende excluir de esta posibilidad a las compuestas por personas de la comunidad LGBTI, que constituyen una clara minoría.

Aun cuando la Constitución garantiza igualdad ante la ley para todos los ciudadanos, y prohíbe la discriminación (entre otras cosas) por razones de sexo, si la efectiva protección de esos derechos se dejara en manos de las mayorías, difícilmente podría conseguirse. La brutal segregación racial que imperaba a mediados del siglo pasado en Estados Unidos, logró superarse mediante reformas legales impuestas por el Gobierno pese a la resistencia incluso violenta de una gran parte de los norteamericanos.

Como la figura del referendo supone consultar al pueblo sobre el texto de una norma, se estaría entregando a las mayorías heterosexuales la definición sobre la protección del derecho a la igualdad de una minoría, lo cual va en contra del espíritu de una Constitución como la colombiana. Aun cuando esa es una decisión que debería discutirse y resolverse por parte del Legislativo y no a través de consultas populares, en esta oportunidad el Congreso tiene todavía la posibilidad de oponerse a la aprobación del referendo, y evitar de esa manera ahondar la discriminación que aún hoy persiste en muchos ámbitos respecto de la población LGBTI.

No me parece correcto invertir el planteamiento para sostener que lo que se busca proteger es el derecho de los menores, porque esa afirmación supondría admitir que ellos solo pueden ser correctamente cuidados, educados y orientados cuando formalmente hacen parte de una familia heterosexual. El afecto que se les pueda brindar, así como los parámetros de conducta que se les deben transmitir, dependen más del equilibrio emocional de quienes conviven con ellos que de sus preferencias sexuales. Desde mi punto de vista, a los niños se los debe formar con plena consciencia de la diversidad que es consustancial a la vida en comunidad, para que sean ellos quienes, cuando tengan la edad suficiente, puedan tomar sus propias decisiones.

La propuesta que avanza en el Congreso excluye también de la posibilidad de adoptar a quien no viva en pareja, lo cual constituye otra manifestación del culto a las formas, como la de quienes creen que estas ideas se corresponden con un pensamiento liberal. Porque lo cierto es que abundan las parejas en las que uno de sus integrantes no dedica suficiente tiempo a la crianza de los vástagos y porque eso supondría, además, que cuando uno de los padres fallece al otro debería serle retirada la custodia de los menores porque se asume que un solo individuo no es capaz de criarlos adecuadamente. ¿Y qué debería hacerse con aquellas personas que biológicamente tienen un hijo y posteriormente deciden constituir una familia no heterosexual? ¿Habría que quitarles la custodia de los pequeños? ¿A quién decide ser madre soltera se la debe separar de su retoño tan pronto nazca? Y a las mujeres que conviviendo deciden engendrar cada una por su lado, ¿también se las debe separar de ellos en cuanto nazcan?

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