Hace unos días, en un momento fugaz televisivo, un periodista realizó un informe desde el mercado de Baishazhou cerca al centro de Wuhan (China). Mientras recorría el lugar con un lenguaje corporal estoico, caminó cerca a tiendas con rejas metálicas brillantes y contó algunos cambios que han ocurrido desde su apertura hace unas semanas. Antes de la pandemia se vendían ahí más de 120 toneladas diarias de animales vivos. Ahora se venden casi 30, dicen los expertos. Allí entrevistó a un vendedor que negó la existencia de murciélagos como se dijo al principio. Y es que una columna publicada en The Washington Post plantea la posibilidad de que el coronavirus no se haya originado en el cuerpo de un comensal de murciélagos, sino a causa de un descuido volátil y mortal dentro de un laboratorio que lo investigaba.
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Comer animales (y murciélagos)
29 de abril de 2020 - 10:33 p. m.
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