Con nadadito de Bacca

Antonio Casale
21 de abril de 2018 - 02:00 a. m.

Carlos Bacca no es tan famoso como Falcao, aunque ha vestido camisetas de equipos grandes del mundo, como el Milan, el Sevilla y el siempre incómodo para los históricos Villarreal.

El barranquillero no es ídolo mundial y nunca han pagado por él lo que su rendimiento exigiría. En dos temporadas en España, Falcao hizo 52 goles. Bacca lleva 46 a falta de cinco partidos para terminar su tercera liga. Las dos primeras las hizo con el Sevilla.

Los promedios del Tigre son superiores, pero es que para alabar a uno no hay quitarle mérito al otro. Bacca ha estado a la sombra de Radamel, al menos en Colombia, pero los 241 goles convertidos a lo largo de su carrera, para un flamante 0,49 por partido, confirman que su presencia representa, literalmente, medio gol para el equipo que cuente con sus servicios.

Además, su rendimiento es de una regularidad tremenda. Desde su primera temporada completa en Europa, la 2012/2013, jugando para el Brujas de Bélgica, no baja de 14 goles por campaña, incluyendo dos cursos de 28 conquistas en ese equipo y el Sevilla, así como otro de 20 en el Milan.

En la cancha, Bacca no parece nada especial. No luce peinados raros, no es el más alto ni tampoco el más corpulento. No sobresale por su velocidad ni su regate, tampoco por la media distancia ni el juego aéreo, rara vez marca golazos dignos de premio Puskas. Pero tiene olfato goleador. El mundo del fútbol está lleno de futbolistas que tienen las primeras características, pero no son muchos los que, como él, tienen lo último.

Bacca es un poco de todo. Lee bien el juego, estudia a los centrales que le ponen a cargo durante el partido, frecuentemente se abre camino entre ellos. No es negado en la media distancia con pelota en movimiento y de cuando en cuando marca de cabeza.

Bacca no vende tantas camisetas ni las marcas se pelean por que él sea su embajador. No da de qué hablar afuera de la cancha, porque no está a la última moda. Es un hombre tranquilo que no es inaccesible para entrevistar. Dice que su mánager es Dios y los negocios los maneja junto a su esposa y su padre, a quien invita temporadas largas en la ciudad donde esté jugando.

En la selección ha estado a la sombra de Falcao, es cierto. El Tigre es de otro mundo, pero entre los terrenales, Carlos es el primero. Su altísima efectividad no se puede desestimar. Algunos dan por hecho que no estará en Rusia. Pékerman, tan tranquilo como Bacca, sabe que el goleador del Villarreal es hombre de confianza.

 

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