Condena mediática

Alberto López de Mesa
22 de mayo de 2019 - 05:01 p. m.

En el programa La Noche del 14 de mayo, su directora Claudia Gurisatti entrevistó en directo, desde la cárcel en Miami, al exministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, condenado a 17 años de prisión por corrupción agravada y peculado de favorecimiento a terceros en el caso de Agro Ingreso Seguro. El reo, notoriamente compungido, declara su decepción de la justicia colombiana. La periodista subraya el drama del pobre hombre preguntándole por qué cree él que la Corte Suprema de Justicia no aceptó su derecho a la apelación de segunda instancia y él responde: “Porque mi caso lo atiende un tribunal politizado, que demuestra condescendencia con líderes sociales y guerrilleros, pero conmigo se ensañaron". Enseguida, Claudia Gurisatti refuerza el padecimiento, preguntando, también en directo a la esposa del cautivo, cómo asumen ella y los hijitos la situación de Andrés Felipe. Catalina Serrano hace un relato conmovedor de las requisas indignas en los días de visita y la tristeza de los niños por la falta del padre.

Al día siguiente, 15 de mayo, un tribunal de la JEP, con cuatro votos a favor y tres en contra, decide negar la extradición de Jesús Santrich y ordena su liberación inmediata. Indignado por tal veredicto Néstor Humberto Martínez, frente a las cámaras y micrófonos de todos los medios de comunicación, renuncia al cargo de Fiscal General de la Nación y la vicefiscal, por orden suya, hace lo mismo. Los noticieros anuncian la crisis institucional y, por supuesto, el programa La Noche, de RCN, estará dedicado al asunto; Claudia Gurisatti invita estratégicamente, dos visiones del asunto, al excongresista del Polo, Alirio Uribe, quien calificó de probo el proceder de la JEP ya que EEUU nunca envío las pruebas requeridas y los argumentos acusatorios del Fiscal más parecían infundios, calificó de “Condena Mediática” lo que había sucedido con Santrich. La Gurisatti, sin darse por aludida, pasó a entrevistar al otro invitado, el Procurador General Fernando Carrillo, quién avisó que a la procuraduría le corresponde objetar la decisión de la JEP porque afecta el acuerdo bilateral entre EEUU y Colombia, por lo cual presentará una apelación. En seguida, Claudia Gurisatti saca su az bajo la manga, proyecta en exclusiva un vídeo entregado a la interpol por el testigo Marlon Marín, sin fecha, pero con un audio nítido, en el que se escucha a Jesús Santrich, supuestamente, pactado con un miembro del cartel de Sinaloa el envío de un cargamento de cocaína. La periodista, sin disimular la cizaña, le pregunta al procurador si ese documento presentado en primicia por RCN, puede ser usado como prueba contra el narcotraficante absuelto y, presionado, Carrillo responde afirmativamente.

El 17 de mayo, el ciego Jesús Santrich es puesto en libertad, miembros del Inpec lo sacan de la cárcel la Picota en silla de ruedas, con laceraciones en los brazos y dopado, a los tres segundos el CTI lo captura por orden de un juzgado que lo acusa de concierto para delinquir usando como pruebas el vídeo y el testimonio oportuno de Marlon Marín, quién negocia con la DEA la reducción de su condena en Estados Unidos a cambio de confesar malos procederes que conoce de los desmovilizados de las FARC.

En este caso, Claudia Gurisatti no se tomará la molestia de indagar si el reo sufre, si lo llora su familia o no, Santrich con sus gafas oscuras, para el imaginario colectivo, ya es el arquetipo siniestro del villano, la connotada periodista, no se tomará la molestia de aclarar que en este momento, los verdaderos capos del narcotráfico son alias Contador en Nariño (el remplazo de Guacho), alias Sinaloa en Cauca y alias Señor T en la costa Atlántica, que semanalmente están enviando toneladas de cocaína a los adictos de Norteamérica, que cada uno posee ejércitos fuertemente armados de más de 200 hombres y que el Ejercito Nacional no tiene claro cómo contrarrestar la acción bélica y delictiva de los nuevos narcotraficantes.

Jesús Santrich cuyo nombre de pila es Seuxis Paucias Hernández Solarte, según declaraciones de su abogado Gustavo Gallardo, suspendió sus acciones en el tráfico de pasta de coca desde el momento en que entró a formar parte del comité negociador en La Habana, que la Interpol y la DEA le están cobrando los goles que les metió en sus buenos tiempos, y que el fiscal usó la desarticulada solicitud de extradición por parte de los gringos para arrodillar a la JEP. No lo logró y astutamente (no digo maquiavélico porque el autor del “Príncipe” no predijo el poder de la intriga mediática) renunció para evadir lo que se le venía por todas las maromas que hizo para retrasar expedientes de acusados en el caso Odebrecht. Néstor Humberto Martínez era el coro activo del Centro Democrático para deslegitimar los alcances de la JEP.

Jesús Santrich presenta graves trastornos de salud, recién entrado a la Picota estuvo cuarenta días en huelga de hambre, tiene propensiones suicidas. Ojalá no las cumpla, porque entonces los enemigos de la paz usarán su deceso como prueba de sus pecados y Claudia Gurisatti tenderá un manto de dudas sobre la JEP.

 

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