A mano alzada

Conectividad en China: euforia y temor

Fernando Barbosa
28 de octubre de 2018 - 05:00 a. m.

Dos acontecimientos importantes en términos de la conectividad terrestre están sucediendo en China: la inauguración del inmenso puente-túnel Hong Kong-Zhuhai-Macao y la llegada del tren bala a Hong Kong.

El puente-túnel de 55 km, el más largo del mundo, además de ser una obra de ingeniería muy destacada, es también una muestra de lo que representa la estética en la construcción de obras públicas. La obra debió ser inaugurada en 2016, pero problemas técnicos y financieros, accidentes e investigaciones por corrupción se interpusieron. Tal demora debió parecerles una eternidad a los chinos.

El complejo, que consiste en tres puentes, un túnel y tres islas artificiales, fue inaugurado por el presidente Xi Jinping el 22 de octubre. El costo total de la obra ronda los US$2.000 millones, que han sido aportados por el gobierno central, por la provincia de Guangdong y por las zonas de Hong Kong y Macao. Una vez en operación, la distancia entre los extremos del recorrido será de una hora. Y en casos como la ruta Hong Kong-Zhuhai, que hoy tarda tres horas, el tiempo se reducirá a 30 minutos.

En relación con el tren, culminó la construcción del último tramo del proyecto para unir Guangzhou, Shenzhen y Hong Kong. La primera etapa, que conectaba los dos primeros destinos, entró en operación en 2011, pero faltaban 26 km para llegar al destino final. Y esto se logró el pasado 22 de septiembre, cuando se inauguró en Hong Kong la última etapa. Al día siguiente salió de Hong Kong el Vibrant Express, que en menos de 20 minutos llegó a Shenzhen. La distancia entre los puntos finales de la ruta es de 141 km, pero su importancia, además de su significado para la integración de la zona del río de la Perla, es que todos estos territorios han quedado ahora conectados con la red de 25.000 km de trenes súper rápidos. Con ello, por ejemplo, se reduce a nueve horas el viaje entre Hong Kong y Beijing, que antes tomaba 24 horas. Y, por supuesto, debe destacarse que todo esto integra la región con el ambicioso plan del Cinturón y la Ruta (CyR).

Ahora bien, la integración que se afianzará en las áreas de influencia trae su carga de esperanzas y temores. Estos últimos aparecen más sensiblemente en Hong Kong, que siente el desafío de grandes retos. Las dos nuevas vías de comunicación tendrán muchos efectos económicos y sociales. La facilidad de atravesar el delta en vehículos afectará a las compañías de ferris y de buses que operan en la actualidad. E igual sucederá con las aerolíneas, que tendrán que competir con el tren especialmente en trayectos cortos. Pero los residentes seguramente recibirán con euforia los cambios. Frente al precio de la vivienda, según datos de WiC, habrá por fin una alternativa. El valor promedio de un pie cuadrado en Hong Kong es de HK$14.000. El mismo espacio en Zhuhai se aproxima a HK$3.400 y a HK$1.655 en Zhongshan. Probablemente habrá movimientos de personas y de empresas. Y de igual manera, habrá voces señalando los riesgos que esto significa para la soberanía de Hong Kong.

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