Sirirí

¿Conejazo a Jamundí?

Mario Fernando Prado
20 de diciembre de 2019 - 05:00 a. m.

Mientras que Cali se apresta para su tradicional Feria de la alegría con la presencia de un gran número de turistas provenientes del mundo entero y hay un clima de sosiego y tranquilidad, un gigante inadvertido está acechando pavorosamente en las montañas de Jamundí.

Este municipio de 140.000 cráneos, con una población rural de igual cantidad, está tan pegado a Cali que existen cientos de proyectos habitados por miles de familias que han comprado sus viviendas y han preferido irse a vivir a sus faldas.

Pero un poquitico más arriba está el gigante del narcotráfico haciendo de las suyas. Disidencias de las Farc, guerrilleros del Eln, paracos, delincuentes comunes e integrantes del cartel de Sinaloa, aliados por las buenas o por las malas con los campesinos lugareños, están cultivando hectáreas y hectáreas de marihuana, de coca y hasta de amapola.

Como es de suponerse, ya hay enfrentamientos entre ellos, peleándose los territorios y los corredores por donde sacan estos productos, en algunos casos ya procesados, con destino al Pacífico y de allí a cualquier lugar del mundo, dejando además una buena cantidad para el microtráfico, en el que el menudeo entre las pandillas se ha salido de madre.

En las montañas jamundeñas pululan estas siembras, que pueden verse casi que desde el Parque del Cholado —o plaza del pueblo que llaman—, y este municipio respira y transpira un ambiente enrarecido por los dineros fáciles, los sex shops, las motos de alto cilindraje, los “pervertibles” de alta gama y los versaches, los guchis y los puchis, amén de las aterradoras armas que ostentan paniqueando a todo el mundo.

Todo lo anterior lo veníamos advirtiendo desde hace más de tres años, hasta que se tomó en serio la denuncia y el Gobierno central se “apersonó” del asunto y “prometió” un tratamiento especial que comenzaba con 200 efectivos de la Policía y el Ejército que nunca llegaron.

Por eso es que los jamundeños y sus actuales y entrantes mandatarios han puesto el grito en el cielo reclamando el cumplimiento de lo pactado delante de los flashes y las cámaras de televisión.

Lo de Jamundí no da espera por las consecuencias que puede traer la negligencia oficial. ¿Será que el ministro vallecaucano Carlos Holmes Trujillo podrá hacer cumplir lo prometido?

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