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Conmemorar los cambios

Nicolás Rodríguez
10 de abril de 2021 - 03:00 a. m.

La terminología asociada a la justicia transicional empodera tanto como restringe. Encontrar un equilibrio saludable entre el potencial político del diccionario transicional y su tendencia a la osificación es un reto diario para las comunidades directamente interesadas.

Por lo mismo, además de conmemorar el Día de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado, conviene permanecer abiertos a la negociación permanente de los significados de las palabras. No importa qué tan sagradas sean.

Es lo que ocurre, por ejemplo, con la idea de la víctima. Pasamos de no reconocer su fuerza moral (cuando el uribismo insistía en la inexistencia del conflicto armado) a predeterminar legalmente sus límites temporales (solo será valorada la violencia ocurrida a partir de 1985) y características esenciales (bajo qué circunstancias se es una víctima depende de la violencia ejercida por grupos armados determinados).

Aun así, el concepto se ha ensanchado. Nuevos grupos se lo han apropiado. A tono con lo que ocurre en otros países de América Latina (Argentina y Perú son dos casos), los militares han abierto sus narrativas a la posibilidad de la victimización por encima, a veces, del heroísmo. Y ya se habla sin tapujos de territorios victimizados, como quiera que para muchas víctimas de pueblos indígenas y afrodescendientes los significados de las violencias pasan por sus relaciones con el espacio y el entorno.

Además de las mutaciones en qué y quién es una víctima, presenciamos cómo desde la Comisión de la Verdad y su enfoque étnico se les abrieron ventanas de oportunidad a formas diferentes de imaginar el daño y la sanación. Incluso a temas tan esquivos como la reparación. O tan institucionalmente inamovibles como los horizontes temporales: mucho más allá de la violencia del conflicto armado, para los pueblos indígenas y afrodescendientes hubo conquista, esclavización, exterminio y varios ejercicios de asimilación.

En juego están varias reconciliaciones, no una. Y difícilmente se reducen al rutinario perdón del victimario a la víctima.

 

Lorenzo(2045)10 de abril de 2021 - 08:11 p. m.
Se que es una digresión: por ser colombiano, no tenia cabida en "Penny Dreadfull" (Cuentos de Horror) la criatura especie de interfaz entre victimario y víctima: el sicario cruzado. Oído como mito urbano era deleznable para mucha gente la sobreatural proteccion -garantía de dobrevivencia- que impide morir al sicario gracias a un ritual de magia negra. Hasta que lo escuché de boca de alguien..
  • Lorenzo(2045)10 de abril de 2021 - 08:25 p. m.
    ...cuya experiencia de vida, atrapada en la inimaginable sordidez del bajomundo colombiano, no permiten que su testimonio sea falso. O un delirio. Con heridas mortales que a un 'cristiano' cualquiera le hubiesen llevado a la tumba antes de llegar al hospital, médicos y enfermeras más que estupor manifestaron un helado pavor ante el espectáculo demoníaco de graves heridas que no causan la muerte.
Periscopio(2346)10 de abril de 2021 - 03:52 p. m.
Si los damnificados del régimen genocida 2002-2010 logramos sobrevivir no cabe duda que también lograremos sobrevivir a la pandemia. Gracias al Mesías celestial saldremos ilesos de nuestro siniestro "mesías" terrenal. ¿Saldrá el falso mesías ileso de la justicia? !NI DIOS LO QUIERA!
Alvaro(50403)10 de abril de 2021 - 02:56 p. m.
Es una vergüenza lo que ha realizado este gobierno con las víctimas,las revictimiza.
Periscopio(2346)10 de abril de 2021 - 01:02 p. m.
Después de haberle declarado la guerra a los acuerdos de paz y haber exterminado a los desmovilizados forzando a los sobrevivientes a regresar a la guerra, el uribismo condena a los disidentes por haber regresado a la guerra y haber traicionando los acuerdos de paz. ¿Existen acaso canallas más hipócritas que los uribistas? El uribismo no tiene una doble moral: simplemente no tiene NINGUNA!
Periscopio(2346)10 de abril de 2021 - 12:58 p. m.
La historia revisada y corregida por la "Comisión de la verdad" tiene el infame privilegio de deshonrar y revictimizar a las víctimas sin logar honrar a los victimarios, porque la verdad ha sido siempre la primera víctima de los victimarios infiltrados en el poder.
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