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Construyamos paz y democracia en América Latina (1)

Hernando Roa Suárez
14 de febrero de 2012 - 11:20 p. m.

Aportes a su debate y concreción Entrevista a Johan Galtung 1.

Construir paz y profundizar la democracia, son tareas primordiales para los ciudadanos latinoamericanos del siglo xxi.

Teniendo en cuenta que uno de los objetivos centrales de esta columna es servir de mediación entre el pensamiento universitario y la opinión pública, he preparado una serie de artículos que contienen aspectos significativos de la entrevista que me fue concedida por el profesor Johan Galtung. Acerquémonos a la primera entrega.

Para los científicos sociales reconocidos, el profesor Johan Galtung es una de las más importantes autoridades mundiales para el análisis del tema de la paz y la solución de conflictos. El lector cuidadoso encontrará en la presente entrevista enfoques y perspectivas vinculados a la construcción de la paz y la democracia en América Latina en medio del proceso contemporáneo de reconfiguración de la estructura del poder mundial y la creación de organizaciones intergubernamentales latinoamericanas autónomas. Lo que está claro es que, el mundo está cambiando y los latinoamericanos debemos estar muy atentos para participar creativamente en ese proceso.

En la presente elaboración se abordarán temas vinculados a la evolución de aspectos estructurales de la América Latina en los últimos cuatro decenios; algunas alternativas para avanzar en el desarrollo humano sostenible; la situación de América Latina frente a la estructura del poder mundial; recomendaciones para profundizar en ciencia y tecnología; la participación latinoamericana en la estructura del poder invisible (IGOS, INGOS Y BINGOS); políticas prioritarias para adelantar en relación con el medio ambiente; avances para profundizar en la modernización del Estado; obstáculos al fortalecimiento de las democracias participativas; caminos para progresar en la institucionalización de la paz fundada en la justicia social; reflexiones a propósito de las movilizaciones sociales; el manejo de la multiculturalidad para profundizar la democracia; el  enfrentamiento a los fundamentalismos y dogmatismos contemporáneos; componentes claves para fortalecer la Oficina del Presidente; actividades y cualidades para el ejercicio del poder por parte de los líderes políticos democráticos; y la problemática del narcotráfico. Invito al lector a estudiar cuidadosamente el conjunto de las respuestas; y a correlacionarlas. Me inclino a pensar que en ellas encontrará caminos viables para construir paz y democracia en América Latina.

1. Hernando Roa Suárez. ¿Qué ha significado para usted, el conocimiento que tiene de la evolución de la América Latina y Colombia, en los últimos 40 años?

Johan Galtung. Estamos en Bogotá y tengo en mi poder dos diarios: El Tiempo y el Nuevo Siglo. El título de El Tiempo es: El 63% no tiene empleo digno. El título del Nuevo Siglo es que el Presidente Santos declara que los actos terroristas aumentan. Naturalmente existe relación entre estas dos informaciones, pero esta relación no es tan clara. A mí se me presenta que Colombia está en una fase muy negativa: La violencia estructural está institucionalizada y no percibo voluntad de cambiarla. La matanza de los grupos violentos es un rito, es una pauta común; hay que romper con estas pautas.

Mi primera visita en Colombia fue en 1963; los he visitado unas 10 veces y veo con tristeza la institucionalización de la violencia estructural  y la violencia directa de los paramilitares que han estado vinculados con sectores gubernamentales; las tumbas que se han descubierto y todas las acciones paramilitares. Es lo contrario de Afganistán, por ejemplo. Allí hay mucha sombra, pero hay un poquitín de luz; no está fácil el futuro para Colombia.

Si pensamos en el tema de la paz, concebida como ausencia de guerra entre Estados, puede resultar útil recordar mi experiencia en el conflicto entre Ecuador y Perú, donde participé como mediador. Su solución se me presentó relativamente fácil. La idea de tener una zona bi-estatal en los Andes ha funcionado muy bien. Entonces, desde el punto de vista de paz interestatal, América Latina lo ha hecho relativamente bien; los conflictos que existen, pueden resolverse. Más desde el punto de vista de la violencia estructural, todavía tenemos serias dificultades; hace falta encontrar los caminos. Tenemos movimientos en Venezuela y en Bolivia; hay un cierto tipo de dinamismo; en Colombia no veo mucho dinamismo; existen algunos avances, sin embargo, sus desafíos son muy grandes si se trata de institucionalizar la paz y profundizar la democracia.

2. H.R. Teniendo en cuenta sus reflexiones y estudios: ¿qué alternativas sugiere para alcanzar el desarrollo humano sostenible en América Latina?

J.G. Buscar mezclar los mejores elementos y realizaciones de Cuba, Venezuela, Argentina, Bolivia,  Ecuador y Brasil. Tenemos también unos nombres y personalidades conocidos, pero lo que me interesa es la política.

Uno de los elementos es disminuir la influencia de los EE.UU.; tener el control. En América Latina han exagerado mucho, por ejemplo en Cuba; el control del mercado sí, pero no el control detallado de cómo comprar y vender el café, por ejemplo. El control del latifundismo sí, pero no hasta el último punto de lo que se va a producir y vender. Sin embargo, en Cuba han hecho históricamente, algo muy importante: el desafío contra el imperialismo yankee, que para mí es una realidad y ahora está en sus últimos años. Observemos que Cuba tiene ese tipo de fuerza humana que se debe totalmente a las sanciones de que ha sido objeto. Ellos sostienen que con ellas no han tenido posibilidad de industrializar al país. Sin embargo, tenemos un recurso que si podemos procesar que es el recurso humano y lo han hecho, pudiendo contribuir a mejorar la situación de las callampas y favelas de las grandes ciudades… Esto es importante.

Complementariamente, lo que han hecho en Argentina: liberarse de la deuda con la devaluación. Diciendo a los acreedores: ustedes tienen dos posibilidades: 10% ó cero, ¿qué prefieren?. Esta no es la solución ideal, pero es una.

Si vamos a Venezuela, Chávez habla mucho, demasiado; sería mejor que hablara menos. Sus actos son importantes y esos actos dan esperanza a la gente más humilde. También, ha dado tierra a los indígenas, casas al alcance de la posibilidad que tienen ellos; han importado muchísimos médicos cubanos, sobre todo para las enfermedades de los ojos.

Sobre Bolivia, tengo mucha información; pero, dar un mínimo de dignidad a los indígenas, me parece significante; los detalles también lo son. Así mismo, la posición en favor de la madre tierra, es muy útil. Lo que se afirma a veces es retórica, pero es una retórica importante. Asimismo, existen similitudes de actitudes y propuestas de Correa en Ecuador.

Ahora bien: el proyecto más significante, no está en esos países, sino en Brasil. Su constructor ha sido el presidente Lula; el no habla, actúa. Si yo hubiera sido Bush, hubiera tenido más cuidado de Lula que de Chávez; Lula es un hombre fantástico. Ahora tenemos algunas instituciones relevantes, como Telesur, Mercosur…, las grandes conferencias, etc. Mi pequeña contribución, hace cuarenta años, fue impulsar la creación del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), que hoy existe; no fui partidario de un consejo hemisférico. Tenemos que desarrollar nuestras propias instituciones. Hace cuarenta años, esto se consideraba una posición casi radical; hoy tenemos montones de organizaciones internacionales no gubernamentales (INGOS) para la defensa de los intereses regionales.

Notemos que es importante para América Latina tener contacto con los Estados Unidos; no se debe dejar esto a un lado. Sin embargo, es más importante el desarrollo de las propias instituciones; yo lo veo con optimismo. Es indispensable profundizar la cooperación con sus organismos respectivos entre los latinoamericanos; este tipo de cooperación conduce a una clase de sinergia positiva.

Lo que no veo con mucho optimismo es la situación de Colombia; pero hay medidas. Algunas de ellas pueden venir del análisis de la experiencia China. Lo que ellos han hecho en el intervalo 1991 a 2004, parecería increíble: han transformado 400 millones de habitantes de la miseria a la clase media baja. Evidentemente que se han presentado algunos problemas –especialmente psicológicos- pero miseria no tienen. Llama la atención cómo lo han hecho. Dicen los chinos que la unidad de desarrollo no puede ser todo el país -es demasiado grande- debe ser la comunidad. Se entra allí y se encuentran los sectores público, privado, técnico, la sociedad civil y un organismo que coordina, que se trata del partido comunista. Para nosotros esto puede ser inaceptable; pero el organismo coordinador podría ser la burocracia, la iglesia y/o la administración local. La condición es que entre esos organismos no se peleen, sino que cooperen entre sí. Se producen créditos para la generación de pequeñas empresas destinadas a la satisfacción de necesidades básicas en agricultura, agua, vestido, habitación y servicios de salud y educación. Los obreros que realizan dicha labor, son los mismos que tienen déficits importantes en necesidades básicas. Entonces, los más necesitados, actúan en beneficio colectivo. 

En China, este sistema se denomina capi-comunismo (capitalismo-comunismo). El comunismo es el énfasis en los más pobres y las necesidades básicas. Después de  unos años, tienen crédito; van a los supermercados y hacen que giren más las ruedas del capitalismo. Con este mecanismo, la demanda interior de China ha aumentado muchísimo. Cada uno de estos pobres que ha salido de la miseria, aún son pobres; pero son muchos y si se agrega todo ese proceso, es un impulso a la economía.

Lo que me preocupa en Colombia, y lo sostuve en el 2008 en Bogotá, es que no se han producido desplazamientos significativos de la miseria a la pobreza y aún tenemos un 63% de la población sin empleo digno; 6 de cada 10, están por debajo de la línea de pobreza. Por tanto: Colombia es uno de los países donde existe más inequidad en el mundo, como es conocido. Entonces: ¿hay que ser chino para cambiar el modo de pensar (capi-comunismo) aunque no sea el modo de pensar occidental? Los chinos combinan; lo que ellos están haciendo no es misterioso, pero naturalmente hace falta un presidente demócrata con mucho carisma y un equipo tecno-político  muy bueno para hacerlo.

roasuarez@yahoo.com

Referencia

1 Sociólogo y matemático. Fundador del Instituto para la Investigación de la Paz en Oslo. Profesor visitante en universidades de los 5 continentes. En 1987, recibió el premio Nobel de la Paz Alternativo. Es autor de 50 libros y mil artículos en revistas especializadas. Pensador, conferencista, asesor y activista en estudios para la paz.

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