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Consumo estable, comercio no

Camilo Herrera
26 de septiembre de 2009 - 08:13 a. m.

Es muy grato ver que las cifras del PIB fueron moderadas. Crecimos de un trimestre a otro pero decrecimos marginalmente en el año.

Sin duda la construcción y la minería lograron contener la caída del 10% de la industria, y el sector financiero logró contrarrestar la caída del comercio. Y el consumo, campante.

Las cifras reportadas por el DANE son concluyentes: comparando el segundo trimestre de 2008 con el mismo período de 2009, el consumo total decreció -0,3 y el comercio -3,9%. Esto deja en evidencia muchas cosas que ya veníamos diciendo en esta columna: el consumo de hogares es en 2009 el motor de la economía, y el consumo no es el comercio.

Mientras el PIB se contrajo -0,5%, el consumo lo hizo -0,3%, lo que indica que es más dinámico el segundo que el primero, y más aún si se lo comparara con la caída de la industria nacional. El consumo es lo que compramos y pagamos todos los días, no sólo lo que compramos en almacenes ni lo que produce el país. El consumidor promedio destina más del 45% de su gasto a cosas no comerciables como el arriendo, los servicios públicos y los gastos financieros, que no se compran en la tienda de barrio; igualmente consumimos cosas del extranjero, pero no en gran cantidad como quisieran muchos, pero eso muestra que la caída de la industria tiene un origen por fuera de la frontera.

Los hogares se ajustaron a tiempo y la inflación baja del segundo semestre ayudó en eso. Lo que pasa es que el comercio sí ha tenido una caída fuerte debido a los altos niveles de ventas que tenía en 2007 y 2008, empujados por la compra de bienes durables, pero el guayabo de la fiesta llegó, y es evidente que una familia no compra más de un microondas.

Estas cifras nos muestran que la estabilidad de la economía está en el mercado interno, porque por el lado de la demanda cayeron las importaciones y la inversión, pero los hogares mantuvieron un ritmo moderado de consumo que permitió que la economía no cayera tanto.

Al final son las decisiones de los hogares las que están controlando la economía y no la famosa política anticíclica o las tasas de interés. Hoy en Colombia la microeconomía puede más que la macro: el ama de casa es nuestro mejor ministro de Hacienda.

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