Notas de buhardilla

Continúa el desastre

Ramiro Bejarano Guzmán
27 de enero de 2019 - 05:00 a. m.

No nos dejemos engañar, el Gobierno nunca estuvo interesado en avanzar en un proceso de paz con el Eln, pues desde el primer día estaba trazado que, más temprano que tarde, iban a romperse esas frágiles conversaciones. El demencial y repudiable atentado del Eln a la Policía le facilitó una salida al subpresidente Duque, como le gusta al uribismo, por el camino del atajo, pisoteando el derecho e invocando las más enrevesadas teorías para sustentar una decisión que ya tenían tomada desde antes de asumir el poder.

Este Gobierno no tiene juristas, sino burócratas con alma de chafarotes ansiosos de echar bala. Así lo confirmó Miguel Ceballos, quien para justificar el desconocimiento de los protocolos sostuvo, en entrevista con Vanessa de la Torre, que el respeto a estos en épocas del Caguán durante el gobierno de Pastrana es diferente a lo de ahora, porque en aquel tiempo la insurgencia estaba en territorio nacional. Nos cree cretinos al resto de los mortales. Obviamente era más difícil respetar los protocolos con una guerrilla que, estando en el territorio nacional, rompía conversaciones, pues tenía que escabullirse en presencia de toda la fuerza pública, lo que es bien diferente a unos insurgentes que, llegados del exterior, pueden escoger la forma más conveniente de adentrarse en suelo patrio.

Para la memoria de las atrocidades jurídicas han quedado las explicaciones del trío malvado conformado por Duque, el canciller Trujillo y el comisionado de Paz Ceballos. En efecto, alegar que como los protocolos fueron firmados en el anterior gobierno ellos los pueden ignorar es una postura de avivatos y no de un gobierno democrático. Si Duque no se sentía obligado con lo acordado por Santos con el Eln, ha debido desde el 7 de agosto levantar la mesa de conversaciones, en vez de inflar la esperanza de que podían continuar. Ese talante marrullero explica lo que pasó con el renunciado director de RTVC, quien ejerció grotesca censura a críticos de la oscura ministra de Comunicaciones, lo que mereció el insólito respaldo de la tortuosa y errática vicepresidenta Marta Lucía Ramírez.

Pero el trío perverso Duque, Holmes, Ceballos, además de insensato, es mentiroso, pues tampoco es cierto que la resolución de la ONU que exhortó a los países a que colaboren con Colombia en su lucha contra el Eln signifique que la comunidad internacional comparte la embustera solución de desconocer los protocolos.

Los uribistas creen que la mejor manera de gobernar es aniquilando física o moralmente al enemigo o al contradictor. Por eso hoy, bajo la lente de la perfidia, en vez de estar preocupados, están celebrando el haber conejeado a los países garantes del malhadado proceso de paz con el Eln al desconocer los protocolos. Lo que querían el “presidente eterno”, su amanuense Duque y sus irresponsables cipayos era levantarse de la mesa con el Eln y crear las condiciones para que jamás otro país se atreva a servir de garante. Lo lograron, pero a qué costo.

Lo que se viene ahora es el escalamiento de una guerra de proporciones desconocidas, que no será igual a la de las Farc. El Eln es una guerrilla con preponderancia urbana, lo que multiplica las dificultades para someterlos militarmente, pues contrario a lo que vaticinan algunos ingenuos gobiernistas, los elenos lamentablemente no están derrotados. Veremos en qué nos meterán los agentes del odio que habitan la “Casa de Nari”.

Con ese tozudo desconocimiento de los protocolos y la insistencia para que les entreguen a los cabecillas del Eln, el Gobierno parece estar temeroso de asumir el reto de capturarlos cuando regresen a Colombia. Quieren trasladar a los países amigos la responsabilidad de detener a quienes saben que no podrán encarcelar fácilmente. Mucho ruido y pocas nueces.

En suma, la ceguera política e histórica del Eln logró que el Gobierno de Uribe presidido por Duque, que no tenía ningún norte, encontrara el peor rumbo. En nombre de la guerra se cometerán todas las tropelías y abusos de los que ya fuimos víctimas durante el gobierno de la seguridad democrática.

Adenda. La Fiscalía, acusando a Luis Bedoya de revender boletas. ¡Vaya hallazgo contra quien ya está preso en Nueva York! Y para cuándo acusarán a los otros encumbrados cómplices del fútbol.

notasdebuhardilla@hotmail.com

 

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