Comunidad y desarrollo

Coronavirus y el regreso al campo

Uriel Ortiz Soto
25 de marzo de 2020 - 01:00 a. m.

Las autoridades deberían ir pensando muy seriamente en iniciar de inmediato una campaña para permitir que los millones de campesinos que se encuentran en las ciudades —muchos de ellos, fortaleciendo los cinturones de miseria— regresen a sus predios rurales a producir comida para hacer frente a la grave crisis que se avecina.

El tiempo apremia para que se generen proyectos productivos de pancoger, siempre y cuando estén lo suficientemente bien diseñados, es decir, manejados por expertos que conozcan sobre la valoración del recurso humano frente a los diferentes procesos de desarrollo, pero sobre todo del proyecto productivo que se pretenda desarrollar.

El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural debería estar a la vanguardia de un programa de regreso de los campesinos al campo, con el fin de motivar su retorno para que se dediquen a la producción de alimentos. De acuerdo a como van las cosas, se puede presentar una crisis sin antecedentes en la historia alimentaria del país.

No olvidemos que la pandemia del coronavirus ya llegó a nuestro país y es indispensable que nos preparemos para enfrentarla. Esto solo se logrará con planes y programas de desarrollo donde los campesinos protagonistas de los mismos sean poseedores del recurso humano frente a los diferentes procesos de emprendimiento.

La contaminación en menor grado y el aprovechamiento de todos los recursos naturales hacen de las áreas rurales verdaderas fuentes de aire puro para llevar una vida más saludable e inmune o preventiva a todo tipo de enfermedades.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchas viviendas rurales carecen de los más elementales servicios básicos de vías de comunicación, electricidad, agua potable, alcantarillado y vivienda más digna, que les permitan a sus moradores llevar una vida sana junto con sus familias.

Ante la pandemia del coronavirus, catalogada como tal por la Organización Mundial de la Salud, sería muy importante que quienes han abandonado los predios rurales no piensen dos veces en regresar. Por asuntos de salud, especialmente por la no contaminación, las áreas rurales ofrecen mayores garantías.

Los campesinos que desde hace varios años se encuentran extraviados en las ciudades y demás áreas urbanas, ante la pandemia del coronavirus, no deberían pensarlo dos veces y más bien coger nuevamente sus bártulos para regresar a la tierra que los vio nacer y los acogió durante tantos años, pero que finalmente y ante diferentes circunstancias se vieron obligados a abandonar.

Debemos reconocer que los gobiernos de turno, con ayudas internacionales y otras entidades, se han preocupado por dotar buena parte de las viviendas rurales de los más elementales servicios públicos, pero muchas veces son abandonadas a su suerte por problemas de orden público.

Hay que aceptar que una de las causas del abandono de las fincas —muchas de ellas en plena producción y con vías de penetración en excelente estado—  son los brotes de violencia guerrillera, paramilitar o delincuencia común organizada, donde sus auténticos dueños, junto con sus familias, se vieron obligados dejarlas para salvar sus vidas.

Es verdaderamente preocupante que los habitantes de muchas veredas del país son personas de la tercera edad que vieron migrar sus hijos a las ciudades en busca de mejores oportunidades de vida. Ante la situación de la pandemia del coronavirus que se está propagando a pasos agigantados, las áreas rurales pueden ser los únicos sitios con ciertas posibilidades para prevenirlo.

Es lamentable que veredas dotadas de todos los servicios públicos, escuelas y centros de salud, varias de ellas habilitadas para los ciclos de primaria y bachillerato, se encuentran abandonadas.

De otro lado, es importante mirar el aspecto de producción de comida: frutas, verduras y legumbres que se dan sin mayores contratiempos. Su agroindustrialización y consumo en los mismos predios las hace de mejor calidad, pues no tienen adición de sustancias o preservativos químicos para su protección y conservación.

No hay que olvidar que, por la mayor concentración de personas del sector agro en las áreas urbanas, sin ningún aliciente de producción pero sí de consumo, en muy poco tiempo puede presentarse en nuestro país un grave problema de desabastecimiento, de incalculables y fatales consecuencias.

En conclusión, estamos a tiempo de salirle al paso al desabastecimiento por la pandemia del coronavirus, mañana puede ser tarde.

urielos@telmex.net.co

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