Palabras vacías y esas de la nueva realidad, a menos que la novedad sea el caos por las contradicciones e incoherencias de los gobernantes locales y nacionales.
Si para algo sirve esta última fase de la pandemia es para exhibir la falta de ideas, el afán de protagonismo y la inocultable improvisación con su estela de confusión, de la que no nos recuperaremos. En esa competencia entraron las alcaldías de Medellín y Bogotá, que hace un tiempo, ante el desgobierno nacional, fueron ejemplo de iniciativa y ejecución.