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Cuando el COVID-19 llega a su casa

Claudia Morales
23 de abril de 2021 - 03:00 a. m.

El 19 de abril el periódico El Tiempo tituló: “El COVID-19 mató a un colombiano cada cuatro minutos en la última semana”, con una media de 331 muertes por día. El 20 de abril Colombia tuvo 426 muertes, la cifra más alta desde que entró la pandemia al país. Nombres anónimos para la mayoría, tragedias silenciosas.

El Ministerio de Salud informó ese mismo día que sólo hay un 22 % de disponibilidad de camas UCI en Colombia y el presidente de la Fundación Cardiovascular reportó que el 33 % de las hospitalizaciones por COVID-19 son de menores de 49 años. Estamos a punto de empezar el mes de mayo y Ni el 3 % de la población colombiana ha sido vacunada.

A nuestra casa, en la que vivimos mi esposo, Mauricio; nuestra hija, Isabela, y yo, llegó el virus hace un poco más de un mes. Entró con la niña, que por fortuna no tuvo complicaciones; después afectó a Mauricio, quien pasó rápidamente a saturar por debajo de 90, tuvo que ser atendido de emergencia, luego ser hospitalizado en casa y ahora recibe tratamiento por una secuela en su sistema nervioso. Y al final llegó a mí: me produjo fiebres que me hicieron delirar, migrañas, perdí el gusto y el olfato, y me dejó una neumonía contra la que aún estoy luchando.

Comparto esta experiencia por varias razones. La primera es que la emoción más intensa contra la que tuve que lidiar fue la rabia. Nosotros tres nos tomamos en serio la pandemia y hemos sido estrictos hasta el extremo de no volver a ver a nuestras familias. Era inevitable pensar por qué demonios nos pasó esto mientras a nuestro alrededor vemos fiestas, paseos, lugares cerrados repletos de gente, la obligatoriedad de mucha gente de trabajar aun en condiciones insalubres, y nosotros no éramos ni somos parte de esos mundos.

La segunda es que, luego de oír al personal de salud que nos atendió y que rotó cuatro veces al día por la casa durante 12 días, comprobé, una vez más, que mucho de lo que está pasando con esta tercera ola del virus también sucede por egoísmo y una altísima cuota de irresponsabilidad de quienes sí tienen posibilidad de llevar una vida más sosegada. Lo afirmo a la par con las ineficientes y confusas medidas que ordenan desde los gobiernos nacional y regionales, y dejando fuera de la ecuación a aquellos que tienen que sobrevivir saliendo a la calle a buscar algunos pesos para comer.

Y la tercera es porque, a pesar del desaliento que me produce la humanidad, he corroborado que la balanza tiene un equilibrio gracias a tres cosas: la ciencia, los hombres y las mujeres que desde hospitales y clínicas le ponen el pecho a la desgracia que ha traído el virus, y la amistad unida del amor.

La muerte me ha rondado, tal vez demasiadas veces. Tuve miedo. Pensé con horror, como lo he hecho desde que empezó la pandemia, en cada muerto de cada día por el virus y al mismo tiempo invoqué la energía del cosmos para no perder la fuerza y creer que a esta casa no le había llegado la hora final. Si ustedes no lo tienen claro, les digo: sabemos cómo entra el COVID-19 al cuerpo, pero nunca podremos tener certeza sobre los estragos que causará, incluida la muerte, o si nos dará la oportunidad de vivir.

Desde esta columna saludo con mi sentimiento sincero de solidaridad a las personas que sufren por la pandemia. También es una invitación a activar el sentido común y a tomar acción por los demás.

Termino contándoles que nos conmovieron los mensajes luminosos y los gestos afectuosos que recibimos de familiares, amigos y seguidores. En nombre de Mauricio, Isabela y mío, gracias por no desampararnos.

Ñapa. ¡No cesemos en la presión por las vacunas!

@ClaMoralesM

* Periodista.

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Luis(02575)24 de abril de 2021 - 05:34 a. m.
A proposito. Las imagenes que muestran del aplazamiento del día de la madre es de los almacenes, es un día comercial...absurdo!!! Humanos entren en razón el Covid es en serio. No a los eventos en público...saben que es intubación y coma inducido? Lean...cuidemonos...solamente se vive una vez!!!
Usuario(51538)24 de abril de 2021 - 01:04 a. m.
Mucho ánimo, doña Claudia. Me quedé intrigado: ¿Dónde se contagió la niña? Ojalá no haya sido en el colegio, en donde querría verla a toda costa su colega columnista la señora Segovia.
Mar(60274)23 de abril de 2021 - 09:21 p. m.
Claudia le deseo que muy pronto usted y su esposo se mejoren totalmente de esta virus tan desconocido aun y que estamos muy lejos de controlar si se sigue manejando como hasta ahora se ha hecho, sacando a la gente a la calle, sin pruebas a toda la gente, porque saber quién lo tiene sin síntomas es la forma de controlarlo, no con pruebas solo a los que presentan síntomas, de ellos es muy fácil cuid
Mar(60274)23 de abril de 2021 - 09:15 p. m.
Por eso cuando dicen tal alegremente que tantos recuperados, no muestran la realidad y es que muchas personas quedan con secuelas a corto, largo plazo y aquellas que nunca se van a recuperar de estas. Y hacer notar lo que Claudia Morales cuenta, que el virus entró por medio de su hija, eso va para aquellos que dicen que hay que mandar a los niños a estudiar, que por medio de ellos no hay contagios
Mirón(64126)23 de abril de 2021 - 08:01 p. m.
Adelante, doña Claudia y pronto y total restablecimiento.
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