Cuando la devastación del virus llegue al sur

Daniel Pacheco
31 de marzo de 2020 - 05:00 a. m.

Al sur global y al sur de Bogotá. Falta lo más difícil para Colombia y para los países en desarrollo. La película del coronavirus que hemos visto es hasta ahora del primer mundo, del hemisferio norte. En los países en desarrollo esto ni ha empezado y es difícil imaginar un desenlace tipo China, Alemania o Corea del Sur.

A no ser que un milagro tropical nos libre, vienen los días en los que los casos aumentarán por miles, si es que somos capaces de hacer pruebas suficientes para confirmarlos. Después vendrán los días de sistemas de salud sobrecargados, de pabellones de enfermos muriendo sin atención. Si en España e Italia la tragedia es que a los muertos los entierran solos, acá será que perderemos la cuenta.

Sí, en la mayoría de países en desarrollo aprendimos y nos encerramos temprano. Pero vendrán las cuarentenas rotas por el hambre. Los saqueos del sur de Italia anticipan lo inevitable en cuarentenas prolongadas en lugares más pobres, sobre todo si se vuelven sucesivas como sugieren los expertos. En Bogotá, Río, Lima, Quito, Buenos Aires y México la necesidad le ganará la batalla al distanciamiento social y la desigualdad, a la solidaridad ciudadana. Sacarán a los ejércitos a las calles. A los muertos del coronavirus se sumarán los del plomo y el cuchillo.

Colombia, un país lleno de problemas propios, tendrá que asumir, quiéralo o no, los del vecino venezolano. En octubre del 2018, y por primera vez en 15 años, Colombia reportó un brote de sarampión en Cartagena. El brote del virus fue importado de Venezuela por la ola de migrantes y refleja las condiciones precarias en las que se encuentra el sistema de salud pública venezolano. Condiciones que solo empeorarán con un barril de petróleo por el piso. Un brote descontrolado de coronavirus allá se da casi por descontado, lo que previsiblemente generará una nueva ola migratoria descontrolada. De poco servirán los cierres de frontera cuando la gente se esté lanzando por las trochas para cruzar el río Táchira. ¿Les vamos a disparar a los migrantes desesperados?

Frente a este escenario, ¿quién podrá ayudarnos? ¿Los empresarios, los gremios, los cacaos? ¿La iniciativa privada, el emprendimiento o la economía naranja? En Colombia, si uno junta las vacas que por aparte están haciendo los empresarios, no llegan a los $100.000 millones. Esto sirve, y mucho. Los privados pueden además ayudar en cosas que le toman mucho tiempo al Estado. Pero solo el primer giro del Ingreso Solidario que propone el Gobierno, la transferencia directa más grande de la historia de Colombia a tres millones de familias que no están en los programas de asistencia estatal (Familias en Acción, Colombia Mayor, Jóvenes en Acción), costará cerca de $480.000 millones.

En las películas el apocalipsis empieza con el desmantelamiento del Estado. Frente al coronavirus en países de instituciones débiles, siguen siendo estas instituciones las únicas que al final podrán ayudar a paliar la devastación sobre los más vulnerables. Tal vez esa sea la lección, la marca sobre una era que deje esta peste.

@danielpacheco

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar