Pensando en cada mujer con voz mediática que “mete las patas” en su manera de pensar sobre temas de interés público o en su manera de comunicar esas ideas, viene a mi memoria el escandaloso comentario del eurodiputado polaco que afirmó, sin mínimo de vergüenza, que "las mujeres deben ganar menos porque son más débiles y menos inteligentes”.
Y me recalca quen cuando las mujeres nos equivocamos, como se equivocan muchos hombres, a nosotras nos lo cobran desproporcionalmente más caro. Incluso hay quienes afirman que personajes como el eurodiputado llevan la razón, gracias a estos menudos errores de algunas mujeres
El pasado 9 de abril en el Congreso de la República, la representante a la Cámara María Fernanda Cabal lanzó el típico insulto cliché “estudien, vagos”, en respuesta a una manifestación en contra del senador Álvaro Uribe. Después, el senador Alfredo Ramos Maya, del Centro Democrático, cuestionado por estar involucrado en el escándalo de los Panamá Papers, gritó a quienes protestaban: “Lean…Lean…Lean… Aprendan de historia”.
Es notorio que a la señora Cabal le hicieron matoneo y mofas de todo tipo, como las que no vivió el señor Ramos.
A ella la castigaron más fuerte. No solo por ser mujer, sino por ser una mujer con poder en su voz ante la opinión pública.
Hace ya unos días, María Antonia García, columnista de eltiempo.com, hizo un trino desafortunado sobre la muerte de Martín Elías, el cantante vallenato hijo de Diomedes Díaz.
¡Caramba, cómo me cuesta hablar de esto sin apasionamientos!
A esta mujer la matonearon con todo tipo de mensajes misóginos, machistas, y con maltrato verbal. Hasta mujeres no tuvieron reparto en mandarla “a comer mondá”. Incluso amenazaron con atentar contra su integridad. Vivió terrorismo virtual a cuenta de su metida de pata.
No soy de las mujeres que defiende lo indefendible, argumentando que debo ser solidaria con las mujeres sin importar sus errores y horrores. Fui una de las mujeres que le trinó a “caída de la torre" (como es conocida María Antonia en redes sociales) que nos estaba haciendo ver a todas las feministas como unas brutas más. Le reproché categóricamente su falta de empatía, de solidaridad, y le dije que estaba siendo demasiado injusta e indolente. Fui ignorada. No respondió, y no sé por qué razones no me bloqueó de su twitter.
Luego me enteré que empezó a negar todo lo que había dicho, a justificarse y algunas de sus explicaciones resultaron mucho peores que el primer trino. Se negó casi por dos días a reconocer su falta. Finalmente lo hizo.
Lo hizo en radio, donde su voz le temblaba. Y los rasgos de mujer férrea que le admiré durante tanto tiempo, pese a lo mal que siempre me ha caído, se desdibujaron.
Más vale tarde que nunca, dicta la sabiduría popular. Aplaudo el hecho de que se disculpara públicamente, aunque le costara tanto ofrecer disculpas. Y aunque para muchas personas esas disculpas no nos parecen válidas porque no nacieron de la espontaneidad sino fueron fruto del terrorismo virtual, tiene un valor significativo que decidiera disculparse.
Así fuera por el terror que le causaron las amenazas de algunos internautas sus disculpas educan a un país que no está formado en el ejercicio de reconocer las fallas personales.
El derecho al error es humano. NUNCA olvidemos que hasta la persona más sabia e inteligente ha tenido momentos de estupidez humana. Nadie se salva de este asunto. Por tanto deberíamos dejar a un lado los comentarios misóginos y el machismo a la hora de señalar alguna falta humana.
A la pregunta ¿la estupidez humana es un problema de género?, la respuesta es sencilla: no todos los problemas de humanidad son un problema de género. Aun así, todos los problemas sociales y de humanidad nos llevan a una mirada profunda que nos hace ver con perspectiva de género y enfoque diferencial los acontecimientos y circunstancias dadas.
Si la confrontación a la estupidez humana no fuera con mensajes misóginos y actos machistas no sería necesario hacer este análisis. Pero como absolutamente todo en la realidad social y política termina siendo confrontado con acciones patriarcales, no nos queda de otra que poner los lentes del feminismo en cada tema.
El derecho a la estupidez humana no es privilegio testicular.
* Ideóloga, Feminismo Artesanal.