Publicidad

Cuatro palabras que están desapareciendo

Thomas L. Friedman
25 de mayo de 2014 - 03:00 a. m.

Mientras más noticias leo, más me parece que cuatro palabras se están volviendo obsoletas y están destinadas a ser olvidadas de nuestro vocabulario. Esas palabras son “privacidad”, “local”, “promedio” y “después”.

Buena parte de lo que impulsa actualmente las noticias se deriva del hecho que la privacidad ya se acabó, se acabó lo local, se acabó lo promedio y se acabó el después.

El Señor sabe que no me simpatiza el dueño de Los Clippers de Los Ángeles, Donald Sterling, pero la divulgación pública de una grabación privada de sus peroratas racistas puso de relieve el hecho de que en un mundo donde todo aquel que tenga un teléfono celular es un paparazi, todo aquel con acceso a Twitter y una grabadora de voz en su celular es un reportero y todo aquel que puede subir un video a Youtube es un cineasta, todos los demás son figuras públicas y un objetivo justificado.

Actualmente es tan fácil que cualquiera grabe, filme o fotografíe a cualquier otra persona en cualquier lugar y que lo comparta con el mundo (sin un editor o abogado especializado en libelos), que todos estamos en algo similar a un programa de cámara escondida. No se puede ya dar por hecho que cualquier cosa es privada. Razón por la cual no causa sorpresa que ahora oiga con frecuencia a gente común —no funcionarios gubernamentales de alto nivel— diciéndome en conversaciones: “Esto es extraoficialmente”. ¿Eh? ¿Quién es usted, el secretario de Estado? Empiezo a imaginar a alumnos de tercer grado en salidas a jugar hablando sobre su maestro y preguntándose mutuamente: “¿Estamos siendo grabados o esto es extraoficial? ¿Están tu teléfono celular o gafas Google grabando esto?”.

Associated Press (AP) informó que los comentarios racistas de Sterling formaban parte de una conversación grabada por su amiga (por mutuo acuerdo) en su celular, parte de la cual ella envió después de manera digital a un amigo suyo para que “la guardara en un lugar seguro”, el cual la filtró más tarde a TMZ, sitio de chismes en línea.

Bill Maher, siempre inteligente, en su programa “Real Time” del 9 de mayo, anotó correctamente: “Ahora que los estadounidenses están despertando a los peligros de ser espiados por el gobierno, tienen que empezar a alarmarse más con respecto a espiarse mutuamente. Porque si algo demostró el alboroto de Donald Sterling es que hay una fuerza allá afuera tan poderosa como el Gran Hermano: la Gran Novia.

En un artículo de opinión publicado en The Washington Post, Kathleen Parker ofreció una manera de lidiar con las ubicuas invasiones a la privacidad: ríndase. Ella escribió: “Si no quieres que tus palabras sean transmitidas en la plaza pública, no las digas”. ¿En serio? ¿Incluso en casa? ¿Tenemos que hablar como un portavoz de prensa de la Casa Blanca?” Así pudiera ser.

Lo local se ha terminado por la misma razón. Todo y cualquier comentario polémico que uno diga o haga en cualquier lugar en el mundo hiperconectado de hoy puede volverse mundial de inmediato. La hermana de Beyonce, Solange, empieza a patear y lanzar golpes a Jay Z dentro del elevador de un hotel y el ataque es capturado en un video de vigilancia. Pum, mundial. Y no hace falta que usted sea Solange para que su bofetada se oiga por todo el mundo. El lunes pasado, Google News publicó el siguiente artículo: “SANTA ROSA, Calif. (KGO) - Una madre de familia de Santa Rosa es acusada de atacar a un niño, del cual ella creía que estaba intimidando a su hija”. No puede haber algo más local que eso, pero se volvió global gracias a Google. Cualquiera que le diga que lo que ocurre en Las Vegas se queda en Las Vegas, le está tomando el pelo.

He estado argumentando durante ya cierto tiempo que el “promedio ya terminó”. Tiene que ser así cuando cada jefe tiene acceso más barato, fácil y rápido a software, automatización, robots, mano de obra barata y genio extranjero a bajo costo que puede producir por encima del promedio muy fácilmente. Todos necesitan encontrar su valor agregado único, su “extra”, y estarse reinventando de manera constante si quieren obtener, o progresar, en un empleo que no pueda ser digitalizado.

Consideremos este artículo publicado en The New York Times el 23 de abril: “EASTON, N.Y. - Algo extraño está ocurriendo en granjas del norte de Nueva York. Las vacas se están ordeñando solas. Desesperadas por mano de obra confiable y apuntalada por la marcada alza de precios, operaciones de lácteos están lanzándose hacia un nuevo y audaz mundo de cuidado de ubres: ordeñadores robóticos, los cuales alimentan y ordeñan vaca tras vaca sin la ayuda de un solo trabajador del campo”.

De la noche a la mañana, uno de estos trabajadores promedio de granjas pasó de saber ordeñar una vaca a tener que aprender a programar y operar la ordeñadora de vacas robótica para conservar el empleo. Eso requiere capacidades por encima del promedio.

Finalmente, llega la noticia, publicada en The New York Times el 13 de mayo, sobre científicos que han concluido que “una gran sección de la poderosa capa de hielo del oeste de la Antártida ha empezado a hacerse pedazos y su derretimiento continuo ahora al parecer es imparable. ‘Hoy presentamos evidencia fundamentada en la observación de que un gran sector de la capa de hielo del oeste de la Antártida ha empezado a retirarse de manera irreversible’, dijo Eric Rignot, glaciólogo e la Universidad de California en Irvine. ‘Ya pasó el punto desde el cual no hay vuelta atrás’”.

Como he anotado antes, cuando estábamos creciendo, “después” o “más tarde” significaba que podías pintar el mismo panorama, ver los mismos animales, trepar los mismos árboles, pescar en los mismos ríos, visitar la misma Antártida, gozar del mismo clima o rescatar a la misma especie en peligro que cuando eras un niño. Pero, sólo más tarde. Ya no más. Ahora, “después” es cuando no serás capaz de hacer nada de eso nunca más. Así que, sin consideración a lo que esté planeando salvar, por favor sálvelo ahora. Porque más tarde es cuando ya no estará. Después será demasiado tarde.

Después —como privado, local y promedio— ya no existe.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar