Cuba y sus voluntarios de bata blanca

Beatriz Miranda
20 de noviembre de 2018 - 03:00 a. m.

“Una isla pequeña y bloqueada, ha aportado 600.000 colaboradores de la salud a 164 naciones para enfrentar, en los lugares más remotos y difíciles, el ébola en África, la ceguera en nuestra región, el cólera en Haití y 26 grandes desastres naturales en diversas latitudes”. Estas fueron las palabras de Bruno Rodríguez, canciller de Cuba, en la desteñida Cumbre Iberoamericana realizada en Guatemala la semana pasada.

Su discurso se refería a la decisión del Gobierno de Cuba de retirarse del Programa “Más Médicos” establecido en Brasil desde 2013, debido a intempestivas declaraciones del presidente elegido, Jair Bolsonaro, lo cual significa que los médicos cubanos deberán empezar la operación retorno.

Uno de los principales objetivos del programa era disminuir el déficit de médicos en el país, que según datos del Ministerio de la Salud era de 54.000. En 2013, Brasil tenía 1,8 médicos por mil habitantes, menos que México, Uruguay y Argentina. Cuba, desde hace décadas, ha presentado una alta tasa de médicos con relación a su población: 6,7 profesionales por mil habitantes. Se estableció así una cooperación tripartita entre el Gobierno brasileño, la Organización Panamericana de la Salud y el Gobierno cubano.

Luego de las primeras noticias sobre el programa y la posibilidad de traer médicos extranjeros para actuar en el país ocurrieron varias protestas. Los grandes reclamos eran la exención del examen Revalida —por medio del cual los médicos extranjeros validan sus conocimientos—, bajo dominio del idioma portugués, ausencia de estímulo y de infraestructura para que los profesionales brasileños fueran a zonas más alejadas.

Aproximadamente 20.000 profesionales provenientes de la isla, 62 % mujeres, concedieron asistencia médica en sitios lejanos del país, barrios periféricos de grandes ciudades, aldeas indígenas y municipios ubicados en el interior de Brasil, lugares adonde los médicos brasileños históricamente se negaban a ir y la ausencia del Estado era una triste realidad.

Se estima que en cinco años ellos atendieron a 113 millones de pacientes y 700 municipios tuvieron por primera vez un médico, todos ellos provenientes de Cuba.

La diplomacia médica cubana representa la entrada de millones de dólares e incrementa su presencia y su poder en el mundo, sin embargo no deja de suscitar complejas discusiones. Según algunos analistas, Cuba alquila sus médicos, otros opinan que los esclaviza y muchos afirman que presta servicios solidarios, pero en palabras de uno de los médicos: “Nadie sale de la isla engañado”. Con el retiro de Cuba del Programa “Más Médicos”, Brasil tendrá que sustituir rápidamente a 8.332 médicos participantes en zonas de bajo índice de desarrollo humano y en condiciones inhóspitas, manteniendo la calidad del Programa, que según investigación de la UFMG era aprobado por el 95 % de los pacientes.

Se estima que la isla dejará de recibir US$332 millones por año, lo que difícilmente podría ser superado por el turismo, sobre todo después de que el presidente Donald Trump incluyera 16 hoteles cubanos en la lista de empresas con las cuales los norteamericanos no podrán negociar, y mucho menos por el níquel, azúcar o tabaco, que tienen bajos precios en el mercado internacional. La controversia entre el presidente elegido, Jair Bolsonaro, y Cuba fue muy bien vista por Washington, según manifestó el presidente Trump en Twitter, pero la consecuencia inmediata será para la población más vulnerable de Brasil.
El bloqueo sigue, los “bolsonaros” están en boga, pero con o sin “Más Médicos” Cuba seguirá llevando su medicina y su solidaridad a donde la requieran. Interesados no faltan.

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