Culpar, criticar y defender: evitémoslo

Felipe Jánica
13 de enero de 2020 - 05:00 a. m.

Por estos días en los que se discute en las redes sociales de cualquier tema, es lógico pensar que cualquiera puede opinar. Eso está bien y lo aplaudo. Lo que me llama la atención, y creo que a otros pocos también, es la ausencia de profundidad en sus opiniones. Pareciera que nos estancamos en culpar, criticar y defender (CCD). Todos los temas que se discuten tienen un tinte político o religioso y cuando eso ocurre la superficialidad sale a flote. Basta con leer los comentarios de los periodistas influenciadores. Mi inferencia es que cada vez que se les ocurre una idea la lanzan sin pensar en las consecuencias. Buscar soluciones soportadas en argumentos es quizá el filtro que necesitamos.

Las opiniones, por ejemplo, de la semana pasada con relación a la retirada de Uber en Colombia dejaron al descubierto la cantidad de juicios en torno a CCD. Unos a favor y otros en contra. En cualquiera de los dos bandos observé, y creo que muchos también, que las discusiones iban en torno al mal servicio y a lo violento que puede ser montarse en un taxi amarillo. Por otro lado, los argumentos en contra de un servicio de alta calidad como Uber giraban en torno a la ilegalidad y la generación de una nueva forma de violencia. Pero ninguno de los argumentos incluía el drama social que se avecina con el desempleo para los conductores y cómo llegar a una solución consensuada. A eso es a lo que me refiero. En lugar de dar debates, lo que debería hacer el Estado (somos todos) es buscar soluciones en materia legislativa, ejecutiva y judicial para normalizar un servicio que brinda, queramos o no, una solución a la sociedad.

Son muchos los asuntos de discusión. Por eso, cada cabeza es un mundo. Y sí, tenemos libertad de opinión, pero cuán buena cosa sería que nuestras opiniones o comentarios tuviesen fundamento. Peor aún cuando los comentarios u opiniones se centran en atacar a quienes estén en contra de su posición. Lo peor es que pareciera una bola de nieve cuando a quien le hacen un comentario acerca de su opinión la refuta. Es decir que cae en la defensa de sus pensamientos y por ahí en el ataque o revancha argumentando falacias. Otro caso patético es el de las críticas a cualquier opinión. Basta con leer una opinión en redes sociales de algunos políticos o influenciadores para quedarse estancado en la lectura tóxica de comentarios sin filtros.

Perdemos mucho tiempo y nos vemos envueltos en un círculo vicioso en el que nadie gana. Si ahorráramos todas esas energías y las invirtiéramos en lo que realmente es importante y contributivo para nosotros y para la sociedad, seguramente tendríamos una mejor sociedad. Lo cierto del caso es que en esto vamos a estar de acuerdo la gran mayoría. Pero, si es así, por qué no empezar por lo básico: dedicarse a lo que realmente somos buenos. En una columna pasada hablé de la entropía social. Si nos enfocamos en lo bueno que tenemos todos, seguramente estaremos más cerca de ser exitosos.

Así las cosas, es momento de buscar soluciones a nuestros asuntos problemáticos. Enfocarse en las causas raíces de ello es la tarea por hacer. Para eso se necesita de mucha profundidad en el conocimiento y, si tenemos ausencia de ello, debemos buscarlo. De esta manera no solo combatimos la superficialidad, sino también la ignorancia.

En Twitter: @JnicaV

 

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