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Daño

Oscar Guardiola-Rivera
15 de julio de 2020 - 05:02 a. m.

Si se busca la palabra “daño” en el motor digital del Diccionario panhispáníco del español jurídico, se obtienen unas treinta entradas. Entre ellas el significado de daño eventual o futuro. Supuestamente, este daño especulativo no puede ser compensado pues no genera título de responsabilidad patrimonial.

Sin embargo, el momento de la economía en el cual el sector financiero parece producir dinero de la nada corresponde precisamente a este tipo de operación. Lo anterior es crucial para iluminar lo que sigue estando en juego desde que la llamada Ley de Abolición de la Esclavitud de 1833, que buscaba contener la esclavitud en la mayoría de las colonias británicas, pidió al gobierno que pusiera a disposición “la suma de veinte millones de libras esterlinas” para pagar no a los esclavizados, sino a sus dueños. La relevancia de este acto es considerable en las Américas. En efecto, excluyó las posesiones de la Compañía de las Indias Orientales y tuvo poco efecto en la América británica del Norte que hoy denominamos los EE. UU.

Al reinventar a los esclavos mayores de seis años como “aprendices”, en la práctica permitió deferir los efectos de la abolición en las Américas y el Caribe hasta los 1840s. Así, la fecha real de la abolición se acerca a la de la Guerra Civil en EE. UU. y procesos menos y más tardíos como los de Argentina, Uruguay y Colombia, o Cuba y Brasil.

En 1833, 20 millones de Libras Esterlinas destinadas a dicho pago representaron el 40% de los ingresos anuales del Tesoro, cerca del 5% del PIB británico del momento. Más que el rescate financiero del 2008. Mucho más que los rescates del COVID-19. Para financiarlos, el gobierno tomó un préstamo de la banca privada. Dicho préstamo no fue devuelto por los contribuyentes sino hasta el 2015 ¡Así que los descendientes de antiguos esclavos también hemos pagado a los antiguos dueños de nuestros ancestros y sus beneficiarios actuales!

La mitad del dinero fue a familias propietarias de esclavos con posesiones en el Caribe y África. La otra mitad a beneficiarios ausentes. “Fideicomisarios”, tenedores de acciones, etc., en Gran Bretaña. Los nombres que figuran en las declaraciones de compensación muestran que este lucro se extendió a un gran número de británicos del momento. No sólo familias de alto nivel, sino también las clases medias británicas.

El Centro para el Estudio de los Legados de la propiedad esclava en la Universidad de Londres ha visualizado los datos de los propietarios de esclavos en Jamaica, Granada, Barbados, Honduras Británicas y otros lugares de las Américas. También la evolución de los bancos y corporaciones que han recibido compensación de esclavos, y su redistribución de la riqueza así generada en otras inversiones. Además, sus conexiones con redes más amplias del Imperio como inversionistas, filántropos y fundadores de instituciones socioculturales.

Ello demuestra, sin lugar a duda, hasta qué punto no sólo el capital necesario para poner en marcha la llamada Revolución Industrial, sino también el horizonte cultural, físico y político más amplio y homogeneizador que se impuso a todo el mundo con la fuerza de un límite histórico comenzó con la esclavitud y proviene de ella. Es un horizonte depredador. Literalmente, la comida sacrificial de cuerpos negros. Ahora pregunten el por qué de la desobediencia civil y las protestas más y menos violentas. Las que han tenido lugar, y las que vienen.

 

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