De Camilo Enciso sobre un capítulo de “Nobelbrecht”

Cartas de los lectores
12 de mayo de 2018 - 05:00 p. m.

El pasado 9 de mayo El Espectador publicó el escrito Nobelbrecht, capítulo 3: El departamento de sobornos, de autoría de Alberto Donadio en el cual afirmó que yo intenté favorecer a Odebrecht. Nada más alejado de la realidad. Me explico: 

Desde mediados de 2015, cuando se conocieron las primeras noticias sobre lo que venía ocurriendo con Odebrecht en Brasil, inicié gestiones para lograr la cooperación de las autoridades de ese país en la identificación de posibles hechos que pudieran evidenciar que los actos de corrupción de esa empresa habían afectado a Colombia. Las autoridades brasileras respondieron que no tenían ninguna información al respecto.

Tiempo después, con ocasión del comunicado de diciembre de 2016 del Departamento de Justicia de los EE. UU. y los hechos que se conocieron posteriormente, pedí públicamente a la Fiscalía investigar el caso con la mayor celeridad, identificando a todos los responsables; presenté denuncia penal por el crédito-puente del Banco Agrario; y comparecí a la Fiscalía y a la Corte Suprema de Justica a entregar toda la información recolectada, la cual está sujeta a reserva.

A pesar de lo dicho, según Donadio: “En mayo de 2016 indicó (refiriéndose a mí) ante el Senado que nadie había denunciado a Odebrecht en Colombia, según se publicó en la Gaceta del Congreso del 25 de agosto de 2016: Se está especulando mucho sobre si en Colombia Odebrecht incurrió en actos de corrupción o no; a la Secretaría de Transparencia no le ha llegado ni una sola denuncia por un acto de corrupción de Odebrecht.””

De eso concluye mi supuesta intención de favorecer a Odebrecht  y afirma que debí haber presentado una denuncia penal por los hechos conocidos en Brasil. Donadio desconoce que para presentar una denuncia tenía que existir una noticia criminal en Colombia. Es decir, debía existir algún elemento concreto que permitiera inferir que Odebrecht había perpetrado actos de corrupción en el país. Pero en ese momento no teníamos nada. Ninguna denuncia y ninguna pista. Esos elementos solo los conocimos en diciembre de 2016.

Presentar denuncias penales según el rasero sugerido por Donadio no solo es irresponsable, sino que genera el riesgo de llenar a la Fiscalía –que de por sí ya tiene una sobrecarga de trabajo– con denuncias que no podría procesar y que difícilmente lograrían tener éxito. Eso nos llevaría al absurdo también de exigirle a la Fiscalía recibir e investigar denuncias penales contra cualquier compañía que por cualquier razón esté siendo investigada por cualquier fraude en el exterior, independientemente de la conexidad del caso con Colombia. Un absoluto despropósito jurídico. 

Donadio también subrayó en su escrito la diferencia con que actuó la Secretaría de Transparencia en el caso Odebrecht frente al caso de PetroTiger. Al respecto es necesario aclarar que en ese caso la información sobre el involucramiento de los anteriores directores de PetroTiger con actos de corrupción en Colombia era evidente, porque los nuevos directivos de la compañía así lo habían denunciado, con pruebas suficientes. Es decir, los casos no son comparables. 

Comparto la preocupación del señor Donadio en la necesidad imperiosa de combatir frontalmente la corrupción, pero respetuosamente le pido observar que el Estado y nuestra legislación tienen una reglas que debemos respetar si queremos preservar los valores de nuestra democracia y el principio de legalidad. 

Camilo Enciso

 

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