Notas de Buhardilla

De mal en peor

Ramiro Bejarano Guzmán
02 de abril de 2017 - 02:00 a. m.

Bastó que la Corte Suprema de Justicia tuviera que enfrentar otro proceso electoral interno para nombrar uno de sus magistrados e integrar dos ternas de candidatos a la Corte Constitucional, para que de nuevo se activara el clientelismo judicial.

Para proveer la vacante en la Sala Civil de la Corte el aspirante más opcionado es el doctor Jaime Humberto Araque, un magistrado de carrera del Tribunal de Bogotá, que alguna notoriedad ganó cuando la señora Tour Marina Díaz Rueda se fue de crucero por el Caribe, no solo porque era otro de los contertulios del paseo, sino porque su condición de avezado acordeonero lo hizo imprescindible también en esta ocasión. De coronar el doctor Araque su aspiración, nadie tendría duda de que también resultarían gananciosos la mencionada expresidenta de la Corporación Díaz Rueda, Francisco Javier Ricaurte, Pedro Munar y todo lo que representa ese grupúsculo para la justicia, el cual sigue teniendo mucho poder en los escenarios judiciales.

Ahí no paran las desgracias, porque la selección por la Corte Suprema de las dos ternas de candidatos a magistrados de la Constitucional ha confirmado que esta función electorera sigue deteriorando la justicia. En efecto, la lista de postulados para esas dignidades es tan larga que hasta hay gente competente y proba, compitiendo al lado de sujetos de pésima reputación. La Corte no parece estar lista para cumplirle al país y todo indica que las fuerzas que siguen teniendo influencia al interior de la Corte esta vez no darán su brazo a torcer, porque saben que se están jugando los restos de su nefasto poder.

Este intento de nombrar magistrados de la Corte Constitucional ha servido para descubrir el talante clientelista de muchos. El presidente Santos, por ejemplo, tendrá que integrar también dos ternas de candidatos para la Corte Constitucional, y ya es vox populi que hay mucha gente poderosa abogando por varios de los nombres. No lo digo solamente por el mandatario, quien ternará a su secretaria jurídica, la cual seguramente se convertirá en magistrada que tendrá que soportar muchos impedimentos. El ambiente está tan enrarecido que no solo los partidos políticos están pujando por sus intereses, sino unos exmagistrados y también algunos magistrados de la propia Corte Constitucional que no se resignan a ponerse al margen de esta compleja competencia electoral en la que no deberían intervenir. Hasta el propio fiscal Martínez Neira está remando en favor de uno que otro candidato, y aunque ello no parece inverosímil, sí es riesgoso, porque podría ocurrir que de ternarse a su protegido, el Congreso lo elegiría, y ya ejerciendo de togado no sería raro que se atravesara a la implementación jurídica del proceso de paz de La Habana.

A propósito del fiscal, no hay duda de que está impedido para actuar en el caso Odebrecht, como lo ha demostrado el senador Robledo, pero, obviamente, una Corte enredada en disputas electorales no tiene tiempo de pronunciarse sobre algo tan urgente. La explicación de Néstor Humberto según la cual no está impedido porque los procesos no están en su despacho sino en los de unos fiscales “independientes y autónomos” no es seria, menos después de que expidiera su ilegal Resolución No 1053 del 21 de marzo de este año, por medio de la cual, al readecuar el Comité Técnico Jurídico que discute los asuntos más relevantes del ente acusador, se previó que las decisiones las adopta este cuerpo colegiado y secreto aun en ausencia del fiscal del conocimiento. Y lo que es peor, fiscal que desobedezca esta orden, según esta Resolución, incurre en falta disciplinaria. Independencia y autonomía vigiladas. Crear sanciones disciplinarias es función de la ley, no de una simple resolución. Este abuso es parecido al de proponer una reforma para chuzar los Whatsapp e invadir más la vida privada de la gente, como si ya no estuvieran espiados.

Todo hace pensar que la futura Corte Constitucional tampoco recuperaría el prestigio que la actual deterioró irresponsable e irreversiblemente.

Adenda. Qué horror la satrapía de Maduro y su banda de autogolpistas. ¡Pobre Venezuela!

notasdebuhardilla@hotmail.com

 

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