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De nuevo la controversia

Columnista invitado EE
21 de agosto de 2014 - 03:00 a. m.

Después de dos años de refugiarse en la embajada de Ecuador en el Reino Unido, Julian Assange reconoce la posibilidad de salir de esas instalaciones.

El ministro de Relaciones Exteriores ecuatoriano, Ricardo Patiño, se mostró optimista respecto de la eventual salida de Assange, que pondría fin a una crisis diplomática sin antecedentes entre Ecuador y Estados Unidos. Incluso cuando el tema se cruzó con el de Snowden, la confrontación llegó a tal que Rafael Correa expresó que renunciaba a las ventajas arancelarias concedidas por ese país porque no permitiría ningún chantaje por parte del Legislativo ni del Ejecutivo de EE.UU.

En 2013, el Washington Post, en un polémico editorial, acusó al gobierno de la Revolución Ciudadana de tener un doble estándar para juzgar la libertad de prensa, a propósito del caso de Edward Snowden, el ex contratista de la CIA al que Ecuador le ofreció asilo diplomático luego de que EE.UU. solicitara su extradición desde Rusia. Entonces, el prestigioso diario aseguraba que “por años Correa ha(bía) sido conocido por sus persecuciones a los periodistas de su propio país y sus intentos para destruir la Relatoría de Expresión de la Organización de Estados Americanos”. Ese editorial perfilaba a Correa con la peyorativa expresión de “el más prominente demagogo antiestadounidense del hemisferio”.

El caso revive ante la eventual salida de Assange de la embajada ecuatoriana, y con ello es probable que vuelva la retórica de acusaciones entre Rafael Correa, habituado a este tipo de polémicas, y representantes del Departamento de Estado que ven con preocupación la filtración de informaciones sensibles, respecto de las acciones de Washington en el mundo, en uno de los peores momentos para el prestigio estadounidense.

No sólo por la violencia imparable en Oriente Medio entre Hamás e Israel, y por la puesta en evidencia de la torpeza por la intervención de 2003 en Irak, sino por las dificultades que puede enfrentar el gobierno Obama si se vuelven a filtrar informaciones que revelen actividades de inteligencia con aliados o, peor, con gobiernos rivales, como podría ocurrir con Moscú.

Es indudable que el temor que ha despertado en Estados Unidos la circulación de información sensible demuestra hasta qué punto lo que se ha filtrado a la prensa es apenas un abrebocas de lo que constituiría uno de los mayores escándalos del siglo XXI. La eventual salida de Assange, entretanto, significa un triunfo diplomático de Correa.

* Profesor U. del Rosario. 

 

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