Dejar así

Hernán Peláez Restrepo
17 de septiembre de 2018 - 04:32 p. m.

Ese enunciado, dejar así, es el más apropiado que ubiqué, hurgando la forma de reflejar lo que viene ocurriendo en el control de nuestro fútbol. Por los lados de la Federación, sin saber si la inoportuna tutela les fue admitida, es sencillo hacer el recuento de los pasos conocidos en la reventa de la boletería, que era de la misma Federación.

Desde los años aciagos de la violencia política, por allá en los 50, el fútbol fue utilizado por los gobiernos de entonces como un paliativo, distractor o lo conocido como pan y circo para atenuar las penurias de liberales y conservadores. Hoy vivimos violencia, pero con diferente origen.

Lo señalado es para notar que el fútbol colombiano quizá no haga parte de la canasta familiar, pero se presenta en sitios públicos, estadios cuyos dueños, con excepción del de Palmaseca, propiedad del Cali, son los municipios, departamentos y alguna vez las universidades.

Es servicio público, aunque no faltará el leguleyo que diga lo contrario. Y la gente que paga la boleta ayuda al sostenimiento de un equipo. Los otros dos componentes son la televisión y la comercialización de marca. Porque la época de los mecenas o quijotes, que sacaban billete de su propio bolsillo, se acabó. Y si alguien demuestra que puso de su billetera, se sabe que el mismo equipo le retribuirá, cuando emigre algún futbolista.

Datos inocultables y conocidos son. La ganancia obtenida por quienes revendieron las boletas supera los $13.000 millones. La multa impuesta por la SIC, un poco más del 6 % de la utilidad (una bicoca). Se sabe que 13 personas están por ofrecer su declaración, creo que a Fiscalía, sobre cómo fue el manejo y la voltereta que le dieron a la licitación, en la que hay dos personas claves: Dacaret y Rendón, el dirigente del Real Cartagena.

Se supo también de la visita de funcionarios de FIFA, quienes recabaron información de la misma Federación y no estoy seguro si llevaron la versión de la SIC.

¿Por qué la FIFA metió las narices? Porque no quiere, y conociendo los antecedentes y lo ocurrido con el FIFA-Gate, transitar por idénticos caminos.

Con respecto a este asunto, Planeta lanzó Tarjeta roja, un libro sobre el fraude más grande en la historia del deporte. El autor, Ken Bensinger, desmenuza en 30 capítulos y casi una novela cómo surgió todo con Blazer, personaje que puso a mover las fichas del enriquecimiento ilícito de dirigentes en el mundo que nunca tocaron un balón, pero sabían todas las artimañas para ganar a costillas de otros, como pasó con los revendedores de boletas para ver a la selección de Colombia.

Por eso el nuevo técnico de la selección, los cursos prometidos a técnicos y jueces y hasta el VAR son temas para dejar así.

 

 

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