Bryan, hijo de María del Pilar, gritó de tristeza, de rabia, de impotencia. Gritó de soledad y nadie se atrevió a abrazarlo. Quizá un abrazo habría significado otra sentencia de muerte. Una más. Otra sábana en Medicina Legal. Otro número en el capítulo de los muertos olvidables, de los recicladores reciclados por la violencia, de los líderes que reclaman su espacio en el país que los trajo al mundo y amenaza con llevárselos de un tiro en desgracia.
Temas recomendados:
Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación