Día del idioma

Alberto López de Mesa
24 de abril de 2019 - 06:29 p. m.

El amor al idioma me lo inculcó Gabriel Esquinas, que fue mi profesor de español para los cursos cuarto y quinto de bachillerato en el Instituto Daza Dangond. Creo que no era licenciado, no obstante, un docente eximio; sus clases no cumplían el estricto programa de la asignatura, acaso porque era titiritero, mejor que gramática, el nos encantaba mostrándonos curiosidades del idioma español, por él supe que la letra E es la más usada, que la palabra OÍA con tres vocales es de tres sílabas, que EUCALIPTO, RECONSTRUIDA, COMUNICARÉ y MURCIÉLAGO tienen las cinco vocales, que en ARACATACA está cinco veces la letra A y que RECONOCER se lee igual en ambos sentidos como ORO y OSO, más asombroso el palíndromo de una frase entera como YO SOY ATEO POETA YO SOY. Nos hacía escuchar las barbaridades de los comentaristas deportivos como decir “primera y segunda instancia” refiriéndose a los tiempos de un partido, o la común redundancia “se agregan tres minutos más al partido”. Nos enseñaba palabras raras como NEFELIBATA que es la persona soñadora, SERENDIPIA el hallazgo accidental de algo valioso. Para persuadirnos a la lectura presentaba los libros como películas, con descripciones entusiastas de los personajes, gracias a él leí a Neruda, Cortázar, Borges, García Marqués, Vargas Llosa, a los del boom y otros vanguardistas de la época.

Para los de mi generación las lecturas eran tema en las conversaciones, no era raro que alguien comentara la estructura de la novela Rayuela, otro que en El Otoño del Patriarca el autor no usará el punto seguido, que el cuento Viaje a la semilla es contado de para atrás, que El Ulises de Joyce tiene más de quinientas páginas y narra un solo día en la vida de Leopold Bloom. Se era culto por haber leído los clásicos y más si se estaba al día con los autores de vanguardia.

Hoy es distinta la relación con los libros, con la literatura y con el mismo idioma. Las nuevas tecnologías para la comunicación proponen otros hábitos, globalizados, más veloces. Para requerimientos académicos un estudiante encuentra en la internet servidores que le ofrecen versiones completas o excelentes resúmenes y análisis de las obras literarias de todos los géneros y de todas las épocas, así, ya son escasos los lectores de libros en los parques, a las bibliotecas se asiste para consultas específicas, la mayoría lectores de oficio porque ahora Wikipedia es la enciclopedia del gran público.

En una encuesta de la Secretaria de Cultura a mil bogotanos de todos los estratos y no mayores de treinta años, sólo cinco habían leído la novela Cien años de soledad y ninguno sabía de Ernesto Sábato ni de Tomás Mann.

El amor por los libros y por la literatura debe ser misión del sistema educativo y cultural de un país, el hábito de leer se inculca desde la infancia, en la familia, en la escuela y, ojalá, con la programación de los centros culturales y de los medios de comunicación. De suerte que aún existen los maestros como mi profe Gabriel Esquinas, prestos a abonar en la conciencia de la juventud, la percepción verbal y el gusto por la poesía, por la novela, por el arte de las palabras.

El Español es el segundo idioma más hablado en el mundo, con presencia en los cinco continentes, por su fonética permite veloz pronunciación, su modo gramatical se ha nutrido con léxicos de diverso origen cultural, cuenta con 88.000 palabras, las más antiguas de los dialectos tribales oriundos de la península ibérica, luego las adoptadas del latín, del griego y del árabe, más recientes anglicismos, galicismos, y neologismos consecuentes con la interculturación donde el aporte americano ha sido notable y enriquecedor.

La Real Academia Española RAE, con sede en todos los países hispanohablantes, es la entidad responsable del diccionario oficial de la lengua española cuya última edición es la de 2014, con 93. 111 artículos, incluidos arcaísmos en desuso, más las nuevas palabras aceptadas por su valor cultural, su utilidad práctica o su presencia en la literatura.

A la RAE también le corresponde afrontar insidias ideológicas de sectas que porfían en que se incluyan oficialmente palabrejas de lo suyo, algunos indigenistas alegan que se adopten modismos de las etnias, ahora en los debates de género el tema del “Lenguaje inclusivo” propone aberraciones idiomáticas, por ejemplo insisten en que se diga LA PRESIDENTA y no la presidente, obviando que el participio activo del verbo ser es ente, de CANTAR es CANTANTE no cantanta, sería horrible decir LA PACIENTA ERA UNA ESTUDIANTA ADOLESCENTA. Al respecto, el idioma, en la buena fé del multilingüismo, terminará acogiendo las expresiones que por el uso ganen sentido y estética, pero no porque lo impongan dictaduras de género disfrazadas de igualdad.

El idioma es el insumo más importante y barato para el pensamiento, por lo tanto para todas las acciones de la vida, celebremos su día.

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