Es vergonzoso que en nuestro país no se hubiese desarrollado ningún programa para celebrar el Día del Planeta Tierra, que fue institucionalizado por la ONU el día 22 de abril de cada año.
Es apenas lógico que esta actividad corresponde en parte al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, pero con mayor énfasis al de Ambiente. Considero que para esta celebración no se requiere de mayor presupuesto, puesto que todas las infraestructuras del Estado están suficientemente diseñadas para ello.
No podemos continuar indiferentes a la peor debacle universal, que es la destrucción del planeta tierra; quienes directa o indirecta participamos de las siete palabras del Viernes Santo hicimos mucho énfasis sobre esta gran problemática mundial, y nos atañe a todos aportar desde el lugar donde nos encontremos nuestro granito de arena.
Los centros educativos deben ser los más indicados para instruir a sus educandos sobre la urgente necesidad de apoyar y generar planes y programas de desarrollo encaminados a aliviar los graves problemas que está afrontando nuestro planeta tierra.
Nuestra madre tierra se encuentra tan enferma que ya no da más, está exhalando sus últimos suspiros, y sus otrora fuentes manantiales de aguas cristalinas, que se confundían con el arrullo de los vientos, hoy en día son lagunas o lodazales, cuando no han desaparecido definitivamente.
La escasez de agua ya se siente y se percibe por todas partes, en muchos países el derecho al agua para suplir las más elementales necesidades se ha convertido en artículo de lujo y nos estamos aproximando a fin tan tenebroso que la escasez generará graves conflictos sociales.
Hace apenas dos días que pasó su celebración, y no se sintió ninguna actividad encaminada a crear conciencia sobre la preservación y conservación de nuestros recursos naturales, pareciera que nos importara poco menos que nada; estamos siendo totalmente indiferentes frente a una calamidad y crisis mundial que se ve venir a pasos agigantados.
El 22 de abril ha sido institucionalizado para rendir homenaje al planeta tierra, el cual nos sirve de experiencia para reflexionar sobre los daños que le hemos causado en todos los órdenes sin que ninguno de ellos se nos escape, pues ha sido tan cruel y duro el maltrato que ya prácticamente nuestra madre tierra se encuentra exhausta y totalmente enferma, próxima a entregar su alma al Supremo Creador.
El hombre ha sido el principal depredador y destructor del planeta tierra, no hemos respetado en lo más mínimo los recursos naturales que nos permiten el día a día de nuestra supervivencia, es cruel pero real tener que decir que estamos llegando al final de la peor catástrofe para la humanidad, pues nuestra madre tierra, de la cual nos servimos y nos nutrimos todos los seres humanos y especies, se encuentra quemando su última existencia.
Parece que los organismos nacionales e internacionales comprometidos con la conservación y preservación del planeta tierra se encuentran cortos de planes y programas de desarrollo encaminados a protegerlo, constantemente hay reuniones y convocatorias que finalmente terminan en pobres comunicados.
Las iniciativas para la conservación y preservación del planeta tierra deben empezar desde las autoridades municipales, donde los concejales en coordinación con los alcaldes y personeros generen sus propios programas para que sean acogidos por los establecimientos educativos.
Es doloroso tener que decirlo, pero hay empresas nacionales y multinacionales creadas única y exclusivamente para explotar los recursos naturales del planeta tierra; si tomamos el caso del Chocó o de la Amazonía colombiana, nos llevamos grandes sorpresas al ver cómo talan los bosques derribando maderas preciosas, muchas veces en contubernio con las autoridades que están instituidas para protegerla.