Diálogos en las regiones para armonizar el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación

Dolly Montoya Castaño
11 de mayo de 2019 - 00:00 a. m.

He dedicado las recientes columnas a la necesidad de transformar el lenguaje, fomentar el diálogo, la confianza y la formación ciudadana para así reconstruir el tejido social, partiendo de una paz interior que se manifiesta en la relación con el otro, la comunidad y el ambiente. Sin embargo, hay que señalar que esto presupone nuestro necesario reconocimiento de las condiciones adversas que se presentan en las regiones del país. La informalidad y el desempleo o la falta de servicios y bienes básicos en los territorios afectan a las comunidades y su capacidad de relacionarse en armonía.

En consecuencia, y con el fin de bajar la paz de los escritorios y los discursos hacia lo territorios y las comunidades, desde la Universidad Nacional de Colombia hemos construido, con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Centro de Liderazgo y Gestión, una estrategia para generar bienestar social y beneficio económico en diversas regiones del país.

Con talleres por nodos regionales impulsados desde cada una de nuestras nueve sedes: Amazonia, Tumaco, Orinoquia, Caribe, Medellín, Manizales, Palmira, Bogotá y La Paz en el Cesar, realizamos diálogos para la armonización y el fortalecimiento del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). Estos talleres, a su vez, apoyan la implementación de los planes estratégicos de competitividad en las regiones de influencia, permitiéndonos mejorar los vínculos de la Universidad Nacional con los actores regionales al convocarlos, apoyarlos y coordinar con ellos sus planes de mediano y largo plazo.

Así, podemos decir que este es un esfuerzo por la integración de la academia, el Estado, los sectores productivos y las comunidades en el marco de un Sistema Nacional de CTI construido, aterrizado y planificado desde las realidades locales y territoriales; integración que hemos determinado clave para el desarrollo de las comunidades.

El proyecto implica cuatro fases: análisis y reconocimiento, generación de convergencias e identificación de factores estratégicos, acuerdos y responsabilidades, seguimiento y evaluación.

En esas fases no partimos de cero, lo que hacemos es llegar a la región y consolidar todos los insumos preexistentes y analizarlos para encontrar los elementos comunes a instituciones, gremios, academia y comunidad, determinando —en diálogo con todos los actores— sectores y áreas estratégicas a intervenir y potenciar. En esos factores estratégicos se desarrollarán los proyectos pactados entre actores, que a su vez asumen las diversas tareas y responsabilidades que de cada proyecto se derivan.

En la sede La Paz de la Universidad ya se ha avanzado en las tres primeras fases de este importante proyecto para las comunidades de la región. Allí se contó con una amplia participación de actores que fueron agrupados en seis categorías: institucional, científico-académico, tecnológico, productivo, financiero y étnico. Con el análisis e integración de los planes de desarrollo local y de competitividad regional, se determinaron como estratégicos los sectores agropecuario y turístico, y como áreas transversales las de agua y energía.

En estos sectores y áreas se acordó desarrollar emprendimientos de base científica y tecnológica, así como nuevos encadenamientos de valor, aumento de la productividad y acceso a nuevos mercados. Acuerdos expresados en proyectos como el desarrollo de semillas propias con forrajes mejorados, el estudio y caracterización de la fauna y flora para fortalecer el ecoturismo, sumados a otros como la implementación de modelos de vivienda autosostenible y soluciones para el acceso al agua potable. Iniciativas en las que, integrados todos los actores, se van logrando definir responsables y tareas para su concreción.

Todo el producto de este diálogo en La Paz, Cesar, sumado a las proyecciones de la Universidad en el fomento a la movilidad académica nacional e internacional de los jóvenes del departamento, la creación de centros de investigación, la capacitación a empresarios y trabajadores de diversos sectores, van dibujando esa hoja de ruta hacia el desarrollo sostenible de la región con bienestar y progreso para su población.

Sin embargo, no se trata solo de lo material, debemos transformar la cultura, valiéndonos de lo mejor que tenemos y superando las herencias negativas. Por eso, de la mano del programa de gestión cultural, la Universidad llega a las regiones con una apuesta por recuperar y reconstruir la tradición. También, adelantaremos estudios antropológicos con diversos grupos étnicos en favor de la cooperación y la convivencia con sus poblaciones. Además del impulso que en sí mismo constituye el conjunto de este proyecto de diálogos regionales al trabajo en equipo, a una cultura colaborativa, intersectorial, de innovación y de respeto al medio ambiente.

Al final de estos diálogos emprendidos —que llegarán en los siguientes meses a las demás regiones de influencia de nuestras sedes— tendremos un documento por cada región, con diagnóstico, actores y tareas. Documentos que en su conjunto y experiencia podrán tomarse como insumo e impulso de un Sistema Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación. Es así como la Universidad Nacional de Colombia, el proyecto cultural y colectivo más importante de la nación, cumple con el liderazgo y función social que le corresponden, fomentando la concordia en las comunidades y los territorios. Creemos que la paz se construye desde cada uno, pero que es necesario fomentarla, pues un país en paz solo será posible si logramos armonía y desarrollo desde nuestras regiones, como aporte al desarrollo general de la nación.

*Rectora, Universidad Nacional de Colombia.

@DollyMontoyaUN

 

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