Dictadorzuelo

Iván Mejía Álvarez
23 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.

Un grueso número de equipos afiliados a la Dimayor aprobaron exigirle a Jorge Perdomo que cite a asamblea extraordinaria de la entidad para estudiar su continuidad como presidente. Más de 19 equipos, el número exigido por los estatutos, ya tomaron la determinación de sacarlo. Mientras el fútbol sigue absolutamente desinstitucionalizado, porque tiene un presidente dedicado a hacer la política del menudeo, intentando cambiar votos, ofreciendo dádivas, mermelada y promesas electorales para mantenerse atornillado en el poder, pese a que su margen de gobernabilidad es nulo, en las canchas las cosas van de mal en peor.

Mientras Perdomo visita a la Fiscalía buscando pruebas para acusar a Jesurún y González y a otros dirigentes, los horarios del torneo parecen de caucho. En Ibagué un partido citado para las 5:15 p.m. comenzó a las 5:22, dejando una pésima imagen de incumplimiento.

Mientras Perdomo se aferra a esa posición en la que ha hecho gala de abiertos y claros favoritismos hacia unos cuantos “enmermelados”, arrancando por César Guzmán, el que le pone los juristas de bolsillo en las comisiones, los aficionados se lanzan a las canchas e invaden los terrenos de juego, como en Neiva y Medellín. En el Atanasio reaparecieron los peligrosos cuerpos de vigilancia privada del Atlético Nacional que tanto defiende la directiva y que la Dimayor no se atreve a recusar en forma definitiva y terminante. También los del Medellín invadieron la cancha tras el gol de Cano. No va a pasar nada. Perdomo no tiene los calzones para sancionar, se siente “sub júdice”, sabe que lo tienen en la mira y no gobierna, politiquea, anda en la búsqueda de voticos para quedarse.

Mientras Perdomo da declaraciones por cuanto medio pasa a su lado, experto en el humo, la balandronada, la fantochería, ataca a la Conmebol siendo el presidente de la Dimayor. Dice que le “tienen que mostrar el contrato” de los honorarios que recibe González, como si este manzanillo huilense tuviera derechos para exigirlo. Ha tardado la rectora continental en ponerlo en su sitio por bocón y lenguaz.

El desgobierno es absoluto. La marca Dimayor está por el piso gracias a ese excéntrico dictadorzuelo que se atornilla a un sueldazo y unos tiquetes para Rusia cuando sus patrones le han dicho de todas las formas posibles que no tiene la confianza. Están acabando el producto fútbol. El aficionado mira lo que pasa en las esferas del poder y le ha perdido la confianza al tema. El ególatra Perdomo lo ha conseguido: el fútbol está inmerso en una crisis que sólo se arregla con su salida por lo civil o por lo militar, porque renuncie o porque lo echen, como debería ser.

 

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